Una red telefónica del siglo XIX cubrió Estocolmo de miles de líneas telefónicas.
En el siglo XIX, poco después de la patente del teléfono, la carrera por conectar a todo el mundo a la red telefónica, comenzó. Sin embargo, debido a las limitaciones técnicas de las primeras líneas telefónicas, cada teléfono requería su propia línea física tendida desde cada casa o negocio a una centralita telefónica, donde la llamada era conectada de forma manual por una operadora. El resultado un tanto quijotesco para gestionar tantas líneas individuales fue la construcción de elaboradas y antiestéticas torres, a las que llegaban cientos o miles de líneas telefónicas por los aires.
En Estocolmo, Suecia, la central telefónica fue la Telefontornet, una torre gigante diseñada alrededor de 1890 que conectaba unas 5.000 líneas que se extendían en todas direcciones a través de la ciudad. Con sólo mirar estas históricas fotos, es fácil reconocer lo absurdo y peligroso de todo ese esfuerzo, sobre todo durante los meses de invierno. Todo lo que podía salir mal salió mal. Debido a los fuertes vientos, las tormentas de hielo y los incendios, la red era extremadamente vulnerable. Por suerte, las redes de telefonía evolucionaron tan rápidamente, que para 1913 la Telefontornet estaba completamente desmantelada, gracias a la nueva tecnología mucho más simple. El armazón de la torre permaneció como un punto de referencia hasta que también se incendió en 1953 y fue derribada.