Pratone, el ‘chaise longue’ con el que la firma Gufram conquistó el diseño radical

Romper con lo establecido, buscar nuevas rutas, apostar por la innovación, rebelarse, evolucionar, plantear cuestiones internas y hacer que los esquemas mentales ajenos se quiebren. El arte es siempre una búsqueda hacia algo nuevo, algo que nos revuelva, que nos zarandee y nos descoloque, características que van de la mano con la evolución del diseño.

Una silla, un sofá, una cama. A todos se nos viene un esquema muy determinado, sencillo y funcional a la mente cuando pensamos en los elementos de mobiliario más básicos. Algo que, en los años 70, comenzó a verse como aburrido, demasiado simple y, como cualquier corriente artística, fueron muchos los diseñadores y las firmas que decidieron acabar con esa funcionalidad para dar paso al conocido como “diseño funcional”.

Una de las firmas que abanderó esta novedosa corriente fue la italiana Gufram, fundada en 1964 con el objetivo de profanar cualquier idea preconcebida sobre el diseño.

Prueba de ello es Pratone, el chaise lounge presentado en 1966 y que se convirtió en icono del diseño radical y en una de las piezas más importantes del interiorismo. Por algo forma parte las 100 Obras Maestras de la colección del Vitra Design Museum.

El sofá Patrone es una pieza de los años 70 diseñada por Pietro Derossi, Giorgio Ceretti y Riccardo Rosso bajo la firma Gufram. Su diseño recuerda a un bloque de césped y busca que cualquiera tenga que “conquistar” el mueble de espuma antes de poder hundirse entre sus falsos tallos de hierba de espuma de poliuretano.

Compuesto por 42 largas y suaves briznas de un color verde intenso, Patrone está fabricada a mano y pintada con Guflac, una pintura patentada y fabricada por Gufram para lograr que el poliuretano parezca cuero sin perder su flexibilidad y durabilidad.

Pratone es un chaise longue diseñado para ser conquistado, un mueble que fue concebido para fabricarse a gran escala a pesar de que crear una de estas sillas lleva cinco semanas de trabajo.

Con este mueble tan radical, Gufram no solo nos reta a romper con los cánones preestablecidos del interiorismo, sino que es la unión entre lo natural (con la simulación de la hierba, externo al hogar) y lo artificial (producción industrial).