Siete heridas emocionales de la infancia que persisten cuando somos adultos
Las heridas emocionales son como lesiones psíquicas originadas en la niñez y que repercuten significativamente en nuestro desenvolvimiento como adultos.
Las heridas emocionales son como lesiones psíquicas originadas en la niñez y que repercuten significativamente en nuestro desenvolvimiento como adultos.
Cuando llegamos a la edad adulta, nos dejamos por el camino muchos de los sueños de la infancia, anhelos que creemos que ya son imposibles de llevar a cabo. Por suerte, también ocurre al revés: sólo de adultos podemos hacer cosas que no podíamos hacer de niños.
En una sociedad en la que las ideas de éxito, de felicidad o de libertad están intimamente relacionadas con la juventud, proliferan los miedos a tener responsabilidades y obligaciones, a enfrentarse al gris y absurdo mundo adulto. En este contexto, es lógico que cada vez haya más gente que sufra del síndrome de Peter Pan.
Cuando éramos pequeños o pequeñas, para alguno y algunas la felicidad se traducía en pasar las tardes de verano a lomos de nuestras bicicletas sintiendo el aire y la vida en la cara, dejando nuestra imaginación a merced de la velocidad que pudieran alcanzar nuestros pedales.
La infancia es esa etapa en la que somos puros e inocentes por estar libres de los prejuicios y de la podredumbre del mundo adulto. Puede ser la etapa más magica que vivamos o la más destructiva, pero algo está claro: es la que nos define de por vida.
Edward Hopper es una de las figuras más trascendentales del arte contemporáneo por sus pinturas en las que muestra la soledad del individuo en una sociedad moderna. La soledad plasmada como manifestación artística es algo que ya le rondaba por la cabeza desde niño.
Los niños tienden a dibujar cualquier cosa que se les ocurra ante la mirada atónita de sus padres. Pero a veces, con el paso del tiempo, las obras maestras de estos pequeños pueden perderse en la naturaleza.
Casi todas y todos somos conscientes de lo sanador que es el mar, su olor y su sonido mientras contemplamos la belleza del oleaje y sus tonalidades. Muchos y muchas han tenido la suerte de vivir eso desde su infancia.
Cuando nos hacemos mayores, en muchos momentos, querríamos recuperar la mirada inocente y la perspectiva limpia y desprejuiciada que teníamos cuando éramos unos niños y unas niñas.
La reciente polémica creada por la elección de la actriz negra Halle Bailey para encarnar el 'live action' de 'La Sirenita' o las ampollas que levantó la pareja de lesbianas de la última entrega de la saga 'Toy Story' son un indicio del camino que queda por recorrer.