Amiens: la ciudad que nos transforma a través del arte
El arte es capaz de transformarnos como sociedad y como individuos porque, con sus alas, alimenta nuestro pensamiento crítico y nuestras emociones, haciéndonos mejores personas.
El arte es capaz de transformarnos como sociedad y como individuos porque, con sus alas, alimenta nuestro pensamiento crítico y nuestras emociones, haciéndonos mejores personas.
El comienzo del siglo pasado fue una época gloriosa para el glamour, que se vivía a lo grande en ciudades como París, con unos locos años 20 en los que el cabaret y el cambio en la moda influyeron en el estilo de las pinturas de entonces.
Nos ha dejado a los 76 años, pero su legado será eterno. La británica cambió las reglas de la sensualidad, hizo de la ternura bandera, de la libertad su mantra y puso su sello en el mundo de la moda.
Como flashes se suceden esas capturas mentales y diapositivas sentimentales que difuminadas por la suavidad de sus trazos que, desdibujadas en los límites de sus formas, nos evocan a la ensoñación que supone un romanticismo intimista que no se tiñe de rosa, sino de grises.
En verano, el sol en la cara, el mar y la sal en la piel, los paseos por la naturaleza o las lecturas a la sombra de un árbol nos producen a todxs una sensación de eternidad efímera, pero esa eternidad estival nunca fue tan bella como en el Cannes de 1946.
La cultura y la estética gala predominaron en España a lo largo de tres siglos (XVII-XIX), inundando la escena artística con un carácter clasicista y propagando su magnificencia. La última exposición de Fundación MAPFRE muestra el auge del lujo francés, en detrimento del costumbrismo español.
Cuando se recupera un edificio histórico, no sólo se rehabilita su infraestructura, sino también su legado y significado cultural que entraña para los habitantes de la localidad en la que se emplaza.
Es realmente impresionante descubrir todas esas huellas artísticas que dejaron nuestros antepasados en la tierra hace miles de años, todas esas manifestaciones con las que el hombre expresó los días que vivió.
El fotógrafo Samir Belhamra nos lleva de viaje a los inmensos campos de esta planta aromática que tiñe cada verano los horizontes de color morado.
Que el fin del mundo nos pille bailando, es la primera idea que nos viene a la cabeza cuando vemos esta serie fotográfica de discotecas abandonadas que parecen haber sobrevivido a un apocalípsis y guardan, celosamente, entre sus insonorizados muros, las historias de toda esa gente que vivió allí una última fiesta.