Las evocadoras ilustraciones de Sonia Alins nos invitan a soñar y refrescarnos
En el agua, boca arriba, solemos abandonar el cuerpo a la extraña ingravidez acuática y, ensordecidos por el mar inundando nuestros orificios, lo único que oímos, en mitad de la nada, es el sonido de nuestros latidos, el sonido de un verano inolvidable.