Bettina Pittaluga viaja con su cámara a lo profundo del ser humano
No es fácil adentrarse en las vidas ajenas con una cámara de fotos y captar lo más valioso que tenemos; nuestra intimidad, nuestros mundos y nuestras personas.
No es fácil adentrarse en las vidas ajenas con una cámara de fotos y captar lo más valioso que tenemos; nuestra intimidad, nuestros mundos y nuestras personas.
Entre 1903 y 1908, el poeta alemán Rainer Maria Rilke escribió en Cartas a un Joven Poeta algunos de los pasajes más bellos y elocuentes sobre el efecto transformador de la tristeza en la vida de un artista.
Vivimos en una sociedad en constante modificación, cuya voluntad imparable puede desencadenar la destrucción de los lugares con muchos años de historia. En algunos casos, en cambio, la expresión artística influye en nuestra interpretación de lo abandonado.
En naturaleza están las respuestas. Una nueva investigación de la Escuela de Medicina de Brighton y Sussex (BSMS, por sus siglas en inglés), del Reino Unido, explica por primera vez por qué.
Alejandra Caballero pinta escenas íntimas, momentos cotidianos pero de cierta trascendencia en la vida de un personaje, normalmente de una mujer. Para la artista, son muy importantes las salidas, es decir, las puertas y ventanas que conectan el interior con el exterior.
Entender lo que nos pasa y ponerles palabras y formas exáctas es lo que consigue el dúo de ilustradores Idraw.
Recuerdo que cuando estaba embarazada, a punto de dar a luz, pensé que sería maravilloso poder congelar abrazos, horas de sueño y de conversaciones en el congelador para lo que estaba por venir.
La soledad no entiende de habitantes ni de números inabarcables. Tampoco de edades, ni de condiciones. Es una insignia que nadie quiere llevar sin haberla elegido.
Sobrevivimos en una sociedad que está contínuamente lanzándonos ideas erróneas sobre la felicidad, el éxito y los secretos sobre cómo triunfar en la vida, pero para alcanzar la verdadera felicidad, hay que intentar alcanzar la tranquilidad.
Una llamada, una consulta en un hospital, una mirada, una carta certificada; ¡zas! la vida te vapulea en un segundo y te da un derechazo que te lleva directo y kO a una esquina del ring.