Dos de las artes más tradicionales de Japón se juntan para dar forma a las esculturas de Naoki Onogawa dando una muestra de lo colosal que puede ser la belleza a pequeñísima escala.
Bonsái (盆栽 bonsai) es una palabra de origen japonés que significa literalmente bon = 'bandeja' + sai = 'cultivar' y consiste en el arte de cultivar árboles y plantas, normalmente arbustos, controlando su tamaño para que permanezca de un tamaño muy inferior al natural, mediante técnicas, como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etc., y modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la naturaleza.
Nunca debemos subestimar a nada ni a nadie por su tamaño; la verdadera fortaleza y la verdadera resistencia son cuestiones interiores, no tienen nada que ver con los centímetros que se tengan o se dejen de tener.
El árbol Bonsai es más, mucho más, que un experimento de jardinería. Es incluso es más que una forma de arte japonesa en la que se utiliza naturaleza viva. La increíble y monumental paciencia que se necesita para cultivar un árbol Bonsai (a veces, más de una década) y la infinidad de maneras en las que se puede diseñar y animar a que crezca, abre un mundo de filosofía y de bellas ideas que se expresan a través de la forma física de estas bellas y sorprendentes creaciones de vida.
Os compartimos una selección de 17 bonsáis que brillan por su singularidad y belleza.
El arte “memento mori” (recuerda que vas a morir, en latín) tiene un nuevo enfoque gracias a estas calaveras sobre las que crece un pequeño jardín de bonsáis simulando un cementerio. Este tipo de arte busca recordarnos nuestra propia mortalidad.
