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El artista Victor Solomon usa el baloncesto como un medio para expresar su creatividad. A través de su proyecto llamado Literally Balling, Solomon explora los “íconos y tótems” del deporte y les da opulencia de maneras inesperadas. Su última pieza, titulada Kintsugi Court ( o “cancha de kintsugi”), es el epítome de esta idea. Inspirándose en el arte japonés del kintsugi, Solomon reparó las grietas de una desgastada cancha de baloncesto con oro.

Arte al servicio del arte. Poesía en movimiento entre las bambalinas del Prado. Así celebró la gran pinacoteca madrileña el día Día Internacional de la Danza.

La relación del ser humano con la arquitectura, ha ido cambiando a lo largo de la historia, al principio buscaba principalmente satisfacer sus necesidades básicas dependiendo de los diferentes problemas que se le presentaran.  

Nowhere (En ninguna parte), de Dimitris Papaioannou, 2009. Dedicado a la memoria de la genial Pina Bausch, bailarina, coreógrafa y directora alemana pionera en la danza contemporánea. Nos fascina esta coreografía.

A las cuatro de la tarde y bajo un sol de invierno típico madrileño, llegamos puntuales a nuestra cita con Rubén Martín de Lucas, el artista invitado de esta edición de Art Madrid. 

Febrero es ese mes simpático, corto y llevadero que se encuentra entre la cuesta de enero y el mes de la primavera.

La mítica compañía de teatro La Fura dels Baus se une a la décima edición del Festival Cultura Inquieta en su noche dedicada al Teatro y las Artes Escénicas.

Al primer vistazo, The Ocean's Dealer bien podría ser un perfil de Instagram más, inspirador y de gran belleza. Sin embargo, detrás de esta maravilla de curación de fotografías está presente un importante mensaje: El de concienciarnos con la salvajada que estamos haciendo en nuestros océanos.

Tenemos claro que las únicas barreras que el ser humano tiene son mentales y ésto, es sólo una muestra más de que no hay nada imposible, de que en la predisposición y la voluntad de avanzar está todo al alcance de nuestras manos y nuestros pies.

En 1951, Salvador Dalí, el surrealista bigotudo favorito de todo el mundo, se asoció con el fotógrafo de Magnum, Philippe Halsman para crear una de las fotografías más fascinantes, morbosas y extrañas de todos los tiempos.