Puede que los ojos sean el espejo del alma, pero nuestras extremidades también cuentan historias con la misma fuerza a través del tacto, los gestos, la forma en que las colocamos…
Hay una máxima que se repite mucho en el mundo del cine y que reza que no hay nada que sea feo, que probabelmente es que esté mal iluminado.
En la obra de Caravaggio destacaron sus escenas teatrales y sus composiciones grupales en las que resaltaba la iluminación; los juegos de sombras y luces, que dominaba como el maesto que fue, son una fuente de inspiración de una belleza inconmesurable.
El italiano Caravaggio (1573-1610) fue seguramente el artista más revolucionario de su tiempo. Abandonó las reglas que habían guiado durante un siglo a los artistas que le precedieron. Ellos habían idealizado la experiencia humana y religiosa.
