'She and Her Cat': una historia de depresión y de amor entre una humana y su gato
¿Y si nuestros mininos pudieran hablar y contar al mundo todas nuestras miserias?
¿Y si nuestros mininos pudieran hablar y contar al mundo todas nuestras miserias?
Un universo tan grande y tan fantástico como el que ha generado la prodigiosa mente del director japonés Hayao Miyazaki, merecía un sitio en la tierra para poder ser disfrutado por los mortales que soñamos con ser tan inmortales como sus películas.
Por diversas circunstancias que van desde vivir en pequeñas poblaciones, hasta haber descubierto la obra de un cineasta de forma tardía, se nos pasa el tren de disfrutar de una gran historia con la magia que ofrece una sala de cine.
Lo dicen los expertos en la naturaleza: los animales recrean y emulan muchos de los comportamientos de los humanos, desarrollan muchos de sus instintos y hasta de sus gustos.
Todos y todas conocemos la popular historia de 'La bella y la bestia' debido, en gran parte, a la factoría Disney y a esa moraleja que nos dejó grabada en el alma que la belleza está en el interior, en el corazón.
De igual manera que el ilustre pintor Francisco de Goya y Lucientes, la artista Carla Cañellas nos invita a reflexionar sobre los riesgos que se han de tomar en la vida si queremos obtener grandes cosas.
Pensamos, en nuestro egoísmo de fans fatales, que hay muchos artistas que deberían ser eternos e infinitos, de los que deberíamos disfrutar todo nuestro tiempo en el planeta para poder volar lejos de él.
La naturaleza y sus seres son una inagotable fuente de inspiración para el arte en todas sus disciplinas. Pintura, fotografía, moda o escultura rinden homenajes a la madre Tierra constantemente. Ahora el anime también.
En muchas ocasiones, ciertas decisiones o licencias artísticas descolocan al espectador de una película o al lector de un libro que, a lo mejor, terminada la historia que ha vivido no entiende el porqué del título, por ejemplo.
En el país del sol naciente “manga no kamisama ” significa “dios del manga” y es como reconocen en Japón al padre del anime, Osamu Tezuka.