Ha llegado el momento de decirle “boom, boom, ciao” a la banda de ladrones más carismática de la ficción española. El atraco más impresionante de todos los tiempos llega a su fin y un cóctel de emociones inunda a los fans de La casa de papel.
El cine es ese universo que pone a nuestra disposición un millón de otros universos que vivir y sentir de manera paralela al nuestro, es ese arte que nos da la oportunidad de experimentar en una vida lo que no podríamos ni vivir en cien.
Aunque en España no pudimos verlos por primera vez en la televisión pública hasta 1991, fue un 17 de diciembre de 1989 cuando el mundo descubrió a 'Los Simpson', la que se vendió como la primera serie de dibujos animados para adultos.
Siempre que una (ciencia) ficción genera expectación, consigue una legión de seguidores y fans o marca un antes y un después en el séptimo arte, su universo se extiende hasta el infinito como el cosmos, como la galaxia.
Los refranes son sabios y se crearon en su momento sobre una base fundamentada pero, deberían reinventarse, renovarse y adaptarse a los nuevos tiempos que vivimos, a estos tiempos de redes, tecnología, viralidad y series y películas a jopo.
Hace unos años una encuesta en el medio especializado The Hollywood Reporter nos confirmaba lo que muchos ya sabíamos: 'Friends' es la mejor serie de todos los tiempos.
Aprovechando el fenómeno de masas que siempre suponen las series que retratan la adolescencia, hacemos un recorrido por las ficciones teenagers que más nos han marcado desde cuando la memoria nos alcanza, desde mediados de la década de los ochenta hasta los años dos mil.
¿Cuántos hemos pensado cómo seríamos si fuésemos negros? ¿Tendríamos habilidades de atleta o de jugador de baloncesto? ¿Sabríamos movernos bien en la pista de baile o cantar soul? ¿Llevaríamos el pelo a lo afro?
Igual todo es un puñado de tópicos que nunca sabremos; quizás sea más fácil empezar por imaginar algo más asequible.
Lo veníamos sospechando, y lo ha confirmado recientemente el guionista del memorable Barrio Sésamo. Y es que el roce hace el cariño.
El visionario y revolucionario escritor George Orwell ha demostrado en sus distópicas y alegóricas obras que fallamos contínuamente a nuestra racionalidad y a nuestra empatía, que estamos condenados a repetir los patrones de una sociedad alienada y podrida regida por la jerarquización, los abusos de poder, la nueva esclavitud o la lucha de clases.
