Las sugerentes pinturas eróticas de Mateja Petkovic
Cada trazo del artista Perkovic nos lleva a detener el tiempo en imágenes construidas a base de profundas emociones, sexualidad, erotismo y dolor.
Cada trazo del artista Perkovic nos lleva a detener el tiempo en imágenes construidas a base de profundas emociones, sexualidad, erotismo y dolor.
Hay una parte del arte de especial interés para nosotros, y es esa parte en la que el arte funciona como herramienta y vehículo para lanzar mensajes que van directos a la cabeza como un balazo y al estómago como una patada.
Es misteriosa y enigmática esa sensación de placer irremediable que encontramos en todo aquello que nos produce desconcierto y nos descoloca, en todo aquello que nos atrae por extravagante, raro y diferente.
Aquello que hacemos en la intimidad de nuestras casas y nuestras habitaciones, define partes de nosotros mismos que, en muchas ocasiones, no están socialmente aceptadas y que, quizás, derribarían muros, estereotipos y tabúes.
La británica Marika Hackman ha sacado un nuevo álbum, “Any Human Friend”, en el que muestra quedan de manifiesto sus influencias, todas arrancadas de la música pop con destellos de electrónica de los ochenta, como New Order.
El erotismo y el mundo de las fantasías sexuales se torna más bizarro y más perturbador a medida que se siente como algo prohibido y clandestino es por eso que, el Ero-guro, conecta a la vez con nuestros instintos más animales y más oscuros.
La exaltación carnal ha estado presente en el arte a lo largo de la historia. La necesidad de expresar y de excitarnos a través de las pupilas, es una constante en nuestra condición de seres de carne y hueso.
Lo que se insinúa pero no se enseña, lo que se dice con la mirada sin pronunciar ni una palabra, los textos subyacentes que hay en todo aquello que se desea expresar pero se disfraza de banalidad y los "sí" pero no.
La maravillosa cualidad de los collages es que en ellos pueden darse contrastes y combinaciones que parecen irreconciliables y nos producen sensaciones que pueden ir desde la transgresión y la provocación hasta el verdadero éxtasis.
Si somos capaces de mantener la mente fría por un momento y pensamos en la finalidad principal de una fotografía, podemos concluir en que una captura debe tener el objetivo de remover, provocar y despertar sentimientos en el espectador.