Adolescentes de los años 1980 en la intimidad de sus habitaciones
Cuando somos adolescentes el mundo se vuelve seguro en la intimidad de nuestro cuarto. Las paredes se convierten en todo un manifiesto vital a golpe de los grupos, garabatos e iconos en los que querer mirarnos por el resto de nuestra vida, esa que creemos entonces que es y será eterna.