Un tour fotográfico lleno de nostalgia por discotecas francesas abandonadas
Que el fin del mundo nos pille bailando, es la primera idea que nos viene a la cabeza cuando vemos esta serie fotográfica de discotecas abandonadas que parecen haber sobrevivido a un apocalípsis y guardan, celosamente, entre sus insonorizados muros, las historias de toda esa gente que vivió allí una última fiesta.
Hay una extraña belleza en el abandono, en todos esos sitios que, dejados en el espacio y en el tiempo, empiezan a deteriorarse, oxidarse, desdibujarse o transformarse en sombras de lo que fueron y que mueren exhalando el único suspiro de vida que les proporcionan los recuerdos vividos en ellos.
Cuando observamos esta serie de fotografías de discotecas abandonadas pensamos en aquello de "si las paredes hablasen..." y reparamos en el triste aspecto que les da la luz del día, en la que pierden toda la magia y la fuerza de la energía arrebatadora que les daba la noche.
El nostálgico fotógrafo Eric Tabuchi viaja por Francia fotografiando locales nocturnos abandonados, fotografiando la crepuscular decadencia de la fiesta y la euforia colectiva.
Tabuchi tiene predilección por los edificios abandonados y vive y trabaja en París; le obsesiona la idea de que estos edificios un día desaparecerán.
Las fotografías de Eric forman un mapa de la arquitectura vernácula y diversa de Francia; fotografía gasolineras, moteles y discotecas, cuyos nombres, son las paradojas de sus espíritus de desidia, "La Tour de Londres", "Palm Beach", "Paradise" o "Arena Sound Factory" rezan sus carcomidos letreros.
Estos templos modernos del ocio, lucen ahora como las tumbas de ese sonido ensordecedor de risas, hits y beats que se escuchaba entre sus cuatro paredes y obligaba a los cuerpos a agitarse de manera descontrolada.
Tabuchi describe la neutralidad de su obra así, “Fotografío una hermosa iglesia románica y un restaurante chino con el mismo cuidado, para mí, se trata de reconciliar a las personas con su entorno [...] mi enfoque es tan objetivo y realista que parece el que usa la Policía Judicial cuando trata de encontrar a un criminal mientras está agazapada tras una ventana".
Tabuchi documenta una variedad de estructuras icónicas extrañas que ahora son ruinas sin vida y lo hace desde una perspectiva fría, realista e, incluso, sucia que le ha llevado a pasear su obra por muchas galerías.
¿No os preguntáis vosotros, ante cualquier tipo de edificio abandonado, qué historias se vivieron allí, qué sentimientos se sintieron o qué conversaciones se dieron? ¿No os invade, de manera irremediable, un sentimiento de nostalgia y de triste curiosidad?
Eric Tabuchi: Web
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Por Luiki Alonso