Belleza es Alain Delon fotografiando palomas en la Plaza de San Marcos de Venecia
Todos estamos de acuerdo en que las estrellas de cine clásico tenían una belleza y un halo de elegancia y clase irrepetible; quizás es porque sentimos que el cine de antes respiraba más autenticidad en cada fotograma, porque las estrellas eran estrellas de verdad.
Lo cierto es que todo ese aire retro y vintage, que intenta imitarse ahora hasta la saciedad, era una mezcla de belleza, ideales, poesía y nihilismo que alcanzaba su sumun en Francia con la nouvelle vague a finales de los 50 y con Jean-Paul Belmondo y Alain Delon en los 60 y los 70.
Alain Delon fue llamado a ser el sucesor de James Dean; sus perfectos rasgos faciales, le otorgaban, al mismo tiempo, una fragilidad y una dureza que le valieron etiquetas como ser la versión masculina de Brigitte Bardot o el "enfant terrible" del cine europeo.
Tras haber vivido la guerra de Indochina y Francia prestando servicio en Saigón, volvió a su Francia natal y trabajó en París como portero y camarero; en esa etapa, Delon se codeaba con algunos jóvenes aspirantes a actores y así conoció a Yves Allegret que le dio su primer trabajo como actor en la película de 1957 "Quand la femme s’en mele".
La carrera de Delon no había hecho más que comenzar, cuando el director Pierre Gaspard-Huit le dio su primer papel principal con 22 años, en el romance histórico "Christine" que protagonizó junto a la conocida actriz austríaca Romy Schneider, mundialmente conocida por ser Sissi.
Los éxitos de crítica y publico de Delon, vinieron de la mano de Visconti que consiguió que, con "El Gatopardo" y "Rocco y sus hermanos", Alain fuera visto como algo más que una cara bonita con un currículum amoroso que copaba muchas de las portadas del momento.
El Premio César por "Notre Histoire" y la Palma de Oro Honorífica en el Festival de Cannes de este año, son los cúlmenes de la carrera de un actor inolvidable.
Estas fotos de un joven Delon fotografiando palomas en la Plaza de San Marcos en 1962, fueron tomadas por Jack Garofalo y nos devuelven la magia de una época dorada, la magia de la mirada del "enfant terrible" y la magia del cine cuando, quizás, más mágico fue.
Por Luiki Alonso