Pastores de Transilvania y sus rebaños, retratados por Istvan Kerekes

Hay algo mágico y poderoso en un retrato fotográfico en blanco y negro en el que el dramatismo de la escala de grises acentúa todas las sensaciones, los sentires y los pensamientos de aquellos que son inmortalizados en él.

La mayoría de los que oyen hablar de Transilvania, en seguida relacionan la región rumana con la leyenda de Drácula o la oscuridad propia de una romántico cuento de Alla Poe, pero en Transilvania hay una riqueza cultural que va más allá de los mitos y las leyendas.

Para derribar esas creencias que no hacen justicia a la tradición de Transilvania, el fotógrafo húngaro Istvan Kerekes ha pasado los últimos 15 años capturando a las comunidades de pastores que han cultivado su tierra.

Rodeado por los Apuseni y las cadenas montañosas de los Cárpatos, el paisaje montañoso está lleno de vegetación y pastos abiertos para que se alimenten los ganados.

"Al caminar en algunas partes de Transilvania, a menudo uno siente que ha viajado en el tiempo. Apenas hay señales de tecnología moderna aquí. Es como si el tiempo se hubiera detenido, mientras se conserva la belleza y la naturaleza", confiesa Kerekes.

Los retratos de Kerekes y sus tomas de paisajes capturan con delicadeza y contundencia la determinación y la dedicación de aquellos que pasan sus vidas atendiendo a sus rebaños.

Las fotos vislumbran los lazos mutuos entre los animales y sus cuidadores y las formas en que el modo de vida tradicional se transmite de generación en generación.

En sus capturas se muestra desde el tierno abrazo de un hombre curtido mientras acuna a un cordero en su abrigo hasta la forma en que un niño envuelve a uno de los animales alrededor de su cuello aunando pasado, presente y futuro de un mismo sentimiento, un mismo estilo de vida.

Istvan Kerekes: Web