Erótica femenina a todo color, en las pinturas ‘pop-art’ de Tom Wesselman [NSFW]
A todo color y con una sensualidad que oscila entre la diversión y la excitación, el norteamericano se atrevió a retratar desnudos explícitos de mujeres.
A todo color y con una sensualidad que oscila entre la diversión y la excitación, el norteamericano se atrevió a retratar desnudos explícitos de mujeres.
A veces, son necesarias una cuantas líneas que se abrazan en el vacío para dar rienda a nuestra sensualidad. La imaginación es un órgano poderoso capaz de llevarnos de viaje a lugares remotos y a sentir intensamente sin llegar a tocar, sin llegar a estar.
En las películas de los maestros Buñuel o David Lynch, se difuminan los límites entre lo sensual y lo erótico, entre lo surreal y lo enigmático, algo que también ocurre en las fotografías de Noritoshi Hirakawa.
"Pues tengo dos heridas, una en el alma otra en la mente, Que parece que serán perpetuas. Hay quien dice que no las batalle, que me haga amigo de ellas."
Saúl G. Corona
Los moteles de carretera y sus habitaciones siempre son testigos de los deseos, las provocaciones y las fantasías más carnales. A veces, también son testigos de sesiones fotográficas cargadas de erotismo aptas para todos y todas los que llevamos un o una 'voyeur' dentro.
El plástico, el látex o los cuerpos embadurnados de aceites para resaltar los músculos, las pieles y las formas anatómicas más sensuales siguen siendo un fetiche de lo más erótico, aún cuando se pasan por el filtro del surrealismo.
De todas las tendencias absurdas y estrambóticas que las mujeres han seguido en nombre de la belleza y la moda, hubo una que protagonizó las décadas de los años 40 y 50 que era un tanto extraña e incómoda.
Alguien que no debía entender muy bien el lado salvaje, provocativo y carnal de la vida, dijo alguna vez que es mucho mejor sugerir, que enseñar, ser sutil, que explícito. ¡Tonterías!
The Factory fue el estudio de arte que fundó Andy Warhol en Midtown Manhattan, Nueva York, un espacio que fue testigo de toda la prolífica obra del genio y del nacimiento de musas y musos como la icónica Twiggy y ese mito erótico que fue Joe Dallesandro.
El amor y el sexo tienen la capacidad mutable de adquirir infinitas formas, todas las que van adheridas a un sentir que se materializa a través de dos pieles y de dos almas que entienden que, la mayoría de las veces, la pasión es surrealista.