Nuestro mundo está lleno de heroínas conocidas y anónimas, valientes y decididas mujeres de carne y hueso o animadas como todas las que toman forma en la imaginación y la(s) fantasía(s) de este artista digital.
La erótica y la sensualidad a cada uno y a cada una se las sugiere cosas totalmente diferentes que pueden formar parte del mundo real o de mundos animados. En esto de las fantasías y de la fantasía, no hay que ponerse límites.
Si lo pensamos, la intimidad y el sexo son dos de las situaciones en las que nos mostramos más vulnerables, en las que sale nuestro animal interno e irracional que puede dar lugar al absurdo y al surrealismo más humorístico.
Cuando alguien piensa en la esencia que encierra el concepto glamour, en pocas ocasiones repara en que es un concepto que también puede encerrar connotaciones relacionadas a la carnalidad, el deseo y el instinto más primario que tenemos.
El erotismo y la sensualidad está en los ojos del que mira y del que desea y puede hallarse en la visión más carnal y realista o en la más minimalista y abstracta, la de un trazo certero y curvilíneo que alimenta nuestras fantasías.
Tenemos la falsa idea de que lo erótico y lo sensual se escribe sobre formas, volúmenes y pieles que encajan en cánones impuestos e imposibles. Qué equivocados estamos.
Hay algo totalmente atrayente en el proceso de reinventar, reinterpretar y actualizar tendencias pictóricas de siglos en los que el arte renació con un esplendor inusitado.
![El arte erótico japonés Shunga por Senju Horimatsu [NSFW]](/media/k2/items/cache/77aa572c3ec2848a3802a95a391e75c0_Generic.jpg?t=20210416_195446)
El término shunga significa imágenes de primavera, un eufemismo para referirse al acto sexual, que engloba la ingente producción gráfica, sexualmente explícita, realizada en Japón entre 1600 y 1900, que ha influenciado a formas modernas de arte como el manga, el anime o el arte del tatuaje japonés.
El amor no es algo que solo se experimenta como un sentimiento, es algo que debe entenderse de manera sana y abierta para saber hacerlo de manera abierta y sana también.
Si pensamos en aquello que conecta con nuestra esencia más interna y profunda, seguro que pensamos en estar desnudos en la intimidad de un espacio que es nuestro y que decidimos compartir (o no) con otras pieles y otros olores.
