Curiosidades sobre esa emoción que es la ira
Por negativas que puedan ser sus consecuencias y sus efectos sobre nuestro estado emocional, todos nos hemos dejado llevar alguna vez por ese sentimiento irracional y humano que es la ira.
Por negativas que puedan ser sus consecuencias y sus efectos sobre nuestro estado emocional, todos nos hemos dejado llevar alguna vez por ese sentimiento irracional y humano que es la ira.
Seguro que muchas de las mejores conversaciones que hemos tenido se han materializado en una cocina mientras elaborábamos una receta, en una sobremesa que queríamos que se hiciera infinita o al calor y el sabor de un buen vino. Hablar de gastronomía es, definitivamente, hablar de la vida.
Leer no solo hace que nuestro tiempo libre merezca la pena, que nuestra imaginación vuele, que nuestros conocimientos aumenten o que la vida sea mejor en general; además, produce efectos beneficiosos para nuestra salud mental y hasta nos puede hacer mejores personas.
La naturaleza está llena de sabiduría y de remedios naturales que pueden mejorar nuestra salud mental y nuestra salud física. De hecho, hay muchas personas que prescinden de cualquier medicación que conlleve química al amparo de lo que nos da la Tierra.
La búsqueda incansable de la vida ideal y de esa impostada felicidad que todo el mundo parece destilar en las redes sociales al amparo de una idea de éxito capitalista produce paradójicamente una infelicidad de la que no somos conscientes.
La infancia es esa etapa en la que somos puros e inocentes por estar libres de los prejuicios y de la podredumbre del mundo adulto. Puede ser la etapa más magica que vivamos o la más destructiva, pero algo está claro: es la que nos define de por vida.
A tan solo 10 minutos de la capital de Rumanía, emerge del fondo de la tierra una explosión de aguas termales que hace posible la existencia de las Termas de Bucarest, las más grandes y exóticas de Europa.
Durante la infancia, esa primera y mágica etapa de nuestra vida, estamos libres de juicios y prejuicios hacia nosotros mismos y los demás porque lo vemos todo desde el prisma de una inocencia y una limpieza que, por desgracia, vamos perdiendo conforme vamos creciendo.
Aunque creamos tener inteligencia emocional y empatía, muchas veces nuestras buenas intenciones pueden conllevar comportamientos tóxicos que no percibimos como tales. Reconocerlos es vital para no llevarlos a cabo y para lograr nuestro bienestar y el de los demás.
Olvidar es el mecanismo de supervivencia más antiguo que tenemos. Es ese acto voluntario o involuntario que nos permite seguir adelante en un mundo en el que nos vemos obligados a resetear para seguir vivos y vivas.