Si la neurociencia fuera poesía, tendría a Emily Dickinson como su referente
Si la neurociencia fuera poesía, tendría a Emily Dickinson como su referente.
Si la neurociencia fuera poesía, tendría a Emily Dickinson como su referente.
El porqué del aburrimiento no es una cuestión fácil de responder. El profesor John Eastwood, de la Universidad de York en Ontario, Canadá, define el aburrimiento como "un estado aversivo de querer, pero ser incapaz, de participar en actividades satisfactorias, que nace de fallos en una de las redes de atención del cerebro”.
La dopamina es uno de los neurotransmisores más importantes de nuestro sistema nervioso, fundamental para la percepción y procesamiento de nuestras emociones y sensaciones relacionadas con el bienestar, la motivación y la atención.
Hay un sentimiento que es común a todos los mortales y que se ha cumplido en un objetivo vital a alcanzar, en un sueño por cumplir; el deseo de ser feliz es el bien inmaterial más codiciado por todos pero, quizás, andamos algo perdidos en eso de cómo conseguirlo.
Todos los que tenemos mascotas, muchas veces, les decimos cosas que sabemos que no quieren escuchar intentando engañarles con una entonación agradable que transmita felicidad e incluso euforia; tenemos noticias, no funciona, nuestros fieles amigos entienden cada una de las palabras que les comunicamos.
Justo ese momento en el que estamos viendo que alguien está a punto de caerse, o cuando vemos una película de terror y se va generando tensión antes de darnos el susto o si ves a alguien con un globo en la mano y una aguja en la otra, es entonces cuando contraemos cada músculo de la cara, apretamos los dientes y encogemos el estómago sufriendo esa extraña ansiedad que nos provoca anticiparnos a lo que va a ocurrir.
Uno de los descubrimientos más poéticos de la historia de la anatomía: las células son como pequeñas estrellas y al morir intensifican su irradiación de luz
Un reciente estudio de la Universidad de Zurich revela que las mujeres cooperamos, compartimos y empatizamos más que los hombres dada nuestra respuesta cerebral al comportamiento prosocial.
La meditación es un ejercicio intelectual que se ha practicado durante miles de años por muchas razones.
El amor, el cariño, el respeto por el otro y la amistad podrían agruparse en torno a una habilidad que poseemos los seres humanos: la empatía. Indudablemente esta capacidad empática es materia prima fundamental de nuestra existencia y, tal vez, apela al sentimiento más auténtico que una persona puede gestar.