Decía Vico que la historia se repite infinitamente en las mismas fases. Muchos de los acontecimientos históricos que tuvieron uso en el pasado han dejado una huella grande en el uso del razonamiento humano, esto se ve almacenado de una forma, en la memoria.
Al principio la fotografía era para Francisco una forma de dar salida a su instinto creativo, ahora que le han diagnosticado Parkinson se ha convertido en una necesidad y aquello que le obliga a seguir creando.
Muchos somos los que creemos en eso de que nuestra fecha y nuestra hora para morir están escritas en las estrellas pero, ¿y si tambien fuera cosa del destino que hubiera una fecha y una hora para salvar nuestra vida?
Diferente es uno de los adjetivos que implica una dicotomía conceptual más radical; hay gente para la que ser diferente es una auténtica virtud y otros para los que ser distinto supone uns fuente infinita de complejos y miedos.
El calentamiento global, la falta de sostenibilidad, el abuso de químicos y pesticidas en los alimentos y miles de actos irresponsables que llevamos a cabo contra el planeta, son, en consecuencia, actos que estamos llevando a cabo contra nosotros mismos.
Somos el cúmulo de nuestras experiencias y nuestras vivencias pero, en un porcentaje altísimo, también somos el conjunto de nuestros recuerdos y nuestros pensamientos, esos que nos dibujan una sonrisa en la cara cuando nos vienen a la mente.
El amor es el motor del mundo, haríamos cualquier cosa por el afecto y el cariño que podemos sentir por alguien, y es una energía tan fuerte y tan devastadora la de este sentimiento universal, que hasta hace más llevadera la enfermedad.
Hacer un cara a cara con la muerte, debe ser unos de los trances más humanos, duros y reveladores que podremos sentir jamás. Sobre la espera, la aceptación, el valor y la calma del que asume que el final de su vida está a punto de llegar, habla este precioso proyecto, lleno de sensibilidad y humanidad, titulado Right, before I die.
Creemos que las enfermedades mentales y quienes tienen la mala suerte de padecerlas son los grandes incomprendidos de una sociedad que, paradójicamente, tiene a la ansiedad, a la depresión, a la angustia, el estrés y a los miedos, en general, como absolutos protagonistas de nuestra moderna civilización.
Una de las peores lacras de la actualidad son las enfermedades mentales; los enfermos que sufren algún tipo de trastorno psicológico o de origen cerebral son grandes incomprendidos sociales y además su dependencia no suele estar cubierta ni atendida como debería por lo que, en la mayoría de los casos, la situación se agrava. Por suerte, empezamos a actuar en consecuencia.
