Crecer es aprender a cuidarnos por dentro y por fuera
En el verano, cuando los días se alargan y el sol brilla con intensidad, nos encontramos con una oportunidad única para conectarnos con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
En el verano, cuando los días se alargan y el sol brilla con intensidad, nos encontramos con una oportunidad única para conectarnos con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
Ahora que la sociedad está preparada para verdades que se han maquillado a lo largo de nuestra historia, los horrores de la maternidad ya no son un tabú. Las maravillas que siempre se han promulgado en torno al bonito universo maternofilial, por fin quedan desenmascaradas.
El sudor, entre otras cosas, es una de las maravillas que nos hace verdaderamente humanos. Es un recordatorio palpable de nuestra existencia en este mundo, una manifestación física de nuestra esencia y nuestra conexión con la vida misma.
La necesidad de ser únicos impuesta por unos patrones que ha dictado un sistema capitalista que en realidad nos invita a alienarnos y a no escarvar en lo que cada uno y cada una somos de verdad, está haciendo que perdamos nuestra esencia y que se implante un borreguismo que se extiende como una de las epidemias del s XXI.
La historia, la evolución social, los cambios de mentalidad y, sobre todo, el corazón sobre la razón han hecho que el concepto de familia haya evolucionado en paralelo al sentimiento más universal y humano que existe: el amor.
A pesar de ser la única certeza absoluta que tenemos desde que adquirimos uso de razón, muy poca gente consigue vencer el miedo a la muerte. Nadie nos prepara, ni nos enseña a vivir sabiendo que vamos a morir.
La ilustración, y más en concreto las tiras de viñetas o las viñetas aisladas, se han convertido en vehículo de reflexión y de denuncia gracias al trabajo de artistas como Pawel Kuczyński, que vuelve a cargar contra nuestra sociedad con sus incisivas piezas.
Aunque algunas ediciones con Photoshop o algunos filtros que usan famosos (y no tan famosos) nos hacen gracia por lo ridículos y artificiales que pueden llegar a ser, pero lo cierto es que el trasfondo de esta moda que ha llegado para quedarse no es tan gracioso.
En la sociedad capitalista y de consumo en la que vivimos, se ha validado, de muchas formas, la idea de que el éxito y la felicidad están directamente relacionados con la idea de poseer y tener bienes materiales.
Cuando cada 21 de junio da su pistoletazo de salida otro verano, nuestras cabezas y corazones se llenan de planes e ilusiones que darán forma a las historias de otro estío inolvidable.