Imágenes inéditas de Woodstock, el festival de música por excelencia
En plena burbuja festivalera, cuando disfrutamos del verano en base a qué grupos, cantantes o dj´s preferimos ver, nos viene a la menoria Woodstock, ese hito de la historia reciente que fue mucho más que un evento musical, fue una declaración de intenciones.
El próximo 15 de agosto el icónico Festival de Woodstock cumple 50 años sentando los antecedentes de lo que conocemos hoy como uno de nuestros pasatiempos estivales favoritos; aunque el genuino espíritu del "peace and love" se ha perdido en pro del postureo, queda mucho de la magia y los efectos especiales que conlleva acudir a un festival.
Es innegable el poder que tiene una multitud de gente que comparte un mismo interés y una misma energía y es algo que se siente, que flota en el aire en esos festivales en los que la música, fluye por el aire intoxicando nuestros rincones de los pies a la cabeza.
Esa comunión buenrollista y de buenas vibraciones tuvo que ser brutal en el marco de un festival que se desarrolló con un trasfondo antibelicista, en plena revolución hippie y en pleno boom del LSD y todas las sustancias psicotrópicas.
“Terminé pasando la mayor parte de mi tiempo entre la multitud, porque lo que estaba pasando era demasiado interesante como para no explorar”
Ubicado en la Granja de Bethel en Nueva York, se dice que en sus escenarios los artistas Joan Baez, Janis Joplin, Joe Cocker o Jimi Hendrix ofrecieron las mejores actuaciones de sus carreras.
El fotógrafo Baron Wolman capturó la libertad, el amor y la revolución con la que se vivieron esos días en una serie de fotografías que reflejan a la perfección el éxtasis y la catarsis.
Wolman que describió el ambiente que vivió como un entorno bucólico, perfecto para relajarse con amigos, escuchar música y drogarse, fue a fotografiar a artistas y encontró la inspiración en la forma en que los hippies se dedicaron a disfrutar el festival.
“Terminé pasando la mayor parte de mi tiempo entre la multitud, porque lo que estaba pasando era demasiado interesante como para no explorar”.
La naturalidad y la frescura con la que se vivió el Woodstock del 69 son el concepto de esta serie de fotografías que muestran un acontecimiento musical sin parangón, un acontecimiento que traspasó las barreras del espectáculo y ha quedado en nuestra memoria como un trozo de vida irrepetible, una experiencia cósmica que, como los cometas, quizás pase cada "x" tiempo.
Ojalá que sea cada 50 años y éste sea el nuestro porque hay miles de grupos por escuchar, miles de cosas por vivir y, sobre todo, miles de cosas por las que luchar.
PEACE AND LOVE FOR EVERYONE.
h/t: Old Skull
Por Luiki Alonso