Termas de Bucarest, un viaje al corazón de la tierra

A tan solo 10 minutos de la capital de Rumanía, emerge del fondo de la tierra una explosión de aguas termales que hace posible la existencia de las Termas de Bucarest, las más grandes y exóticas de Europa.

En Cultura Inquieta queríamos conocerlas y hemos puesto rumbo a Rumanía, que nos ha acogido con el calor de sus habitantes y con los grados bajo cero que marcan sus calles nevadas. 

Nada más llegar, nos lanzamos a recorrer el centro de Bucarest, una de las capitales más pobladas del continente europeo y que late con destellos de grandeza a orillas del río Dâmbovita.

 

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Bucarest, capital de Rumanía.

 

La rehabilitación del centro histórico y de los barrios aledaños avanza, mostrando con sus divergencias la belleza intrínseca de los edificios y la amabilidad latente de los rumanos.

Paseando por sus avenidas amplias y escoltadas por largas arboledas, nos enamoramos de sus edificios de la Belle Époque. Bucarest, allá por 1900, era conocida como el «petit Paris» o la «París del Este», debido a esta arquitectura y al ambiente cultural cosmopolita. 

Con este punto de partida y tras nuestro primer contacto con Rumanía, nos preparamos para conocer las termas y vivir la experiencia de primera mano. Un viaje al corazón de la tierra que fluye en forma de agua.

  

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The Palm. Termas de Bucarest por Cultura Inquieta.

Las termas de Bucarest son las más grandes de Europa y un paraíso multisensorial que alberga la mayor plantación de palmeras de interior, con más de 1.500 ejemplares procedentes de cinco países diferentes. El agua de todo el complejo, que fluye a una temperatura de 30ºC, se extrae desde una profundidad de 3.100 metros.

Nada más entrar en la zona The Palm, nos sumergimos en su piscina rodeada de palmeras y nos dejamos llevar hasta conectar con otra pisicna exterior a través de las aguas termales. La emoción empieza a crecer conforme abrazamos la magia del lugar.

 

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The Palm. Termas de Bucarest por Cultura Inquieta.

 

Diez piscinas se despliegan bajo la estrucutura metálica acristalada que cubre el complejo termal, una joya arquitectónica y tecnológica que está preparada para que entre la luz del sol, para resistir altas temperaturas y sismos, y hasta para ver la luna y las estrellas cuando el cielo lo permita.

Saunas, zonas de relax y masajes, piscinas mineralizadas, espacios para disfrutar en familia y restaurantes con gran variedad gastronómica: las termas de Bucarest son un templo para la belleza del cuerpo y del alma.

 

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The Palm. Termas de Bucarest por Cultura Inquieta.

Pero si tenemos que destacar algo de nuestro paso por las termas es, sin duda, la puesta de sol en la piscina exterior; la caída de la tarde, con la luz anaranjada sobre nuestras cabezas y el relevo de una luna casi llena han instalado una buena dosis de magia en nuestras retinas. 

Pero nos quedamos también con la amabilidad de los lugareños, con su saber ser y estar y con la nobleza de un pueblo que tiene ganas de disfrutar y de compartir sus riquezas con el resto del mundo.

Nos quedamos con el agua a 30ºC meciendo nuestros sueños cotidianos y con la necesidad de querer parar el tiempo. 

 

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The Palm. Termas de Bucarest por Cultura Inquieta.
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Restaurante Humboldt por Cultura Inquieta.
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The Palm. Termas de Bucarest por Cultura Inquieta.
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Zona Galaxy por Cultura Inquieta.
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Piscina Exterior por Cultura Inquieta.
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The Palm. Termas de Bucarest por Cultura Inquieta.
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Atardecer en piscina exterior por Cultura Inquieta.

 

Termas de Bucarest: Web | Instragram

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