El autoengaño del amor, en el corto ‘Lovesick: Placebo’
¿Puede el anhelo por experimentar el amor más puro ser suficiente para que lo sintamos sin una base real?
¿Puede el anhelo por experimentar el amor más puro ser suficiente para que lo sintamos sin una base real?
Pensar en Borges es acercarse a la fantasía, a la filosofía y al realismo mágico. Es ver el mundo desde una óptica filtrada por la creatividad y el surrealismo en su estado más libre.
A pesar de haberse instaurado como uno de los sentimientos más antiguos del mundo, el amor se construye, se destruye y se deconstruye continuamente. Hay tantos tipos de amor como almas pueblan el universo, pero el sentimiento es algo común a todos y a todas; el motor que hace que la vida valga la pena.
"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte" es una frase que lleva resonando en nuestras cabezas y en nuestros corazones 30 años. Es la inolvidable frase que Drácula le dice a su amada Mina en esa obra maestra del cine contemporáneo que es "Drácula de Bram Stoker".
Vivimos tiempos tan devastadores y locos que, a diario, nos vemos bombardeados por mensajes que nos animan a fomentar el amor propio y el autocuidado como bases de una sociedad obsesionada con el ombliguismo, caracterizada por una falta de empatía.
Ahora que el cambio climático ha hecho que los veranos eternos pasen de ser un ideal poético a una realidad, los amores estivales alargan su ganas de mezclarse con la arena, el agua, el sol y la sal hasta el infinito.
El amor es el motor del mundo. El amor es más necesario que el propio aire. El amor puede ser la fuerza más arrebatadora y devastadora que existe, pero aspiramos a sentirlo en cualquiera de sus formas.
Todxs hemos vivido episodios sexo-afectivos en los que nos hemos sentido rechazadxs, perdidxs y llenxs de preguntas que nunca obtuvieron respuesta. Quizás no se ejerció hacia nosotrxs eso que llaman "responsabilidad afectiva".
La mayoría de las personas estamos destinadas y encaminadas a compartir los días con alguien. La soledad es un mal que queremos evitar, pero esa necesidad mental y física que es la vida en pareja conlleva un trabajo de construcción diario.
Fue uno de los poetas más destacados del movimiento modernista americano y uno de los grandes representantes de la lírica mexicana en el siglo XX. Amado Nervo era el seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, o en realidad, así trascendió en gran parte del mundo.