Todas las personas que tienen inquietudes artísticas y sienten devoción por disciplinas que pueden ir desde la música, el cine, la pintura o la fotografía, más de una vez han pensado en cómo hubieran reinterpretao o mejorado una pieza. ¿Es una cuestión de ego o de humor?
Muchos de los planes veraniegos que hacemos incluyen en sus itinerarios particulares habitaciones de hotel que son testigos de parte de nuestro viaje y, en muchas ocasiones, de otros "viajes".
Nuestra educación, los ideales que nos creamos en la cabeza (o nos imponen), los cuentos de princesas y príncipes, las modas, ciertas reglas sexo-afectivas que se han ido implementando a lo largo de la historia, los peligrosos autoengaños... puede que no dicten las únicas verdades que hay.
Los "coaches", los filósofos, los "yoggies" o Mr. Wonderful nos recuerdan a diario que debemos vivir el presente, focalizar nuestra energía en el hoy y el ahora, pero es tarea difícil cuando hemos tenido un pasado bochornoso y hay pruebas gráficas de ello.
Gracias a los y las que tienen el don innato de ver donde los demás no vemos y derrochan su sentido del humor e ingenio en descacharrantes ocurrencias que nos dan una perspectiva de la vida mucho más amena.
Educar a los hijos y a las hijas en los valores y los principios que les conviertan en personas que respeten a los demás y se respeten a sí mismos y a sí mismas es el sueño de todo padre y madre, pero, ¿quién tiene el secreto de la educación perfecta?
En el injusto y desequilibrado mundo del cine, la figura más alabada y reconocida por la crítica y el gran público siempre es el director o la directora de un título inolvidable. Ah, y sin spoilers.
Hay un puñado de hechos y acontecimientos que han marcado el trayecto de nuestra historia contemporánea y que, por la labor de documentación que han hecho grandes fotógrafos, han quedado en nuestras retinas para siempre.
Lo verdaderamente divertido y mágico de la vida es saber que hay personas y mentes para absolutamente todo, cuya creatividad, muchas veces, escapan a la lógica, a la normativa o, incluso, a lo socialmente aceptado.
Qué difícil es hoy en día mostrarnos tal y como somos. Qué estupidas son las dictaduras de la belleza y de las modas a las que nos vemos sometidos a diario. Qué paradoja es negar la realidad de lo que nos materializa con el fin de hacernos visibles.
