Cuando tenemos la perspectiva de la persona que observa un comportamiento desde fuera, todo parece fácil de identificar. Vivir una situación desde dentro puede darnos una óptica mucho más confusa e, incluso, llegar a anular nuestra voluntad.
Formar parte de una relación tóxica, en la mayoría de las ocasiones, ocurre porque no podemos identificar aquello que la enrarece. Nos puede vencer el miedo, ser invadidos por un bloqueo o creer que nos merecemos lo que nos está pasando.
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Es importante entrenarse en apreciar los detalles y las red flags que indican que el trato con esa persona es perjudicial para nuestra salud mental. No importa si es una pareja, un familiar, un amigo o incluso un compañero de trabajo: la toxicidad tiene elementos comunes, con independencia del rol que juguemos. Veamos las alertas más relevantes a considerar.
1. Una persona es sumisa y la otra dominante. No nos referimos a que alguien tenga más iniciativa o que haga de líder. Se trata de relaciones de poder que no implican comodidad para alguna de las partes.
2. En las relaciones tóxicas existe el miedo. Miedo a la reacción del otro, miedo al abandono, miedo a cualquier tipo de castigo.
3. Nuestros sentimientos se invalidan. Si, por ejemplo, nuestras reacciones se tildan de exageradas o se nos pide que "pongamoss buena cara" (es decir, que cambiemos nuestro humor para no molestar), nuestros sentimientos están siendo invalidados.
4. Nos sentimos inferiores a la otra persona. Este sentimiento suele nacer de agresiones emocionales y verbales, como comparaciones, insultos o críticas constantes.
5. La soledad. La falta de apoyo dentro de una relación es uno de los factores que más dinámicas tóxicas generan. La emoción más habitual en estos casos es la soledad, es decir, sentir que esa persona no está a nuestro lado cuando la necesitamos.
6. Se hacen comparaciones constantes. Es natural hacer comparaciones entre personas, pues a lo largo de la vida se reconocen patrones en el comportamiento de los demás y se generalizan. Pero no se puede dejar que estas condicionen la relación o anulen la individualidad del otro.
7. La crítica es una píldora diaria. Las críticas constructivas y formuladas con asertividad ayudan a crecer. Cuando son destructivas y constantes, se trata de una forma de agresión.
8. Hay chantaje emocional. Cuando alguien nos hace chantaje emocional tiene como objetivo lograr que cumplamos sus peticiones, sin darnos la posibilidad de negarnos.
9. El aislamiento. Que una persona trate de alejarnos de las personas a las que queremos, no solo es un comportamiento tóxico, sino una forma de maltrato.
10. Existe dependencia. Física o emocional, la dependencia desequilibra relaciones. Si nuestro ánimo obedece a su humor, vivimos en un estado de dependencia emocional. Por otro lado, si se generan dinámicas en las que cuidas de esa persona sin que haya una necesidad real de ello, se trata de dependencia física.
11. La empatía brilla por su ausencia. Es importante que la empatía en una relación sea uno de los pilares fundamentales en la convivencia diaria.
12. Se ejerce control sobre nosotros. Si nos miran el móvil sin nuestro consentimiento, controlan el dinero que gastamos o nos dicen qué podemos vestir o qué no, estamos ante actitudes de control. Suelen ser imperativas y traer consigo consecuencias negativas si nos resistimos o ponemos límites.
13. No respeta los límites que establecemos. Es muy probable que, si estamos en una unión basada en el abuso, los límites se transgredan de forma sistemática.
14. Falta de responsabilidad emocional. No elegir el momento para hacer una crítica, permitirse explosiones de rabia, al igual que agresiones, o pedirnos que compartamos su alegría para no arruinarle el momento, son ejemplos de actitudes que denotan falta de responsabilidad emocional.
15. Nos hace responsable de sus emociones. Otro modo de abuso que suele verse en relaciones tóxicas es cuando una persona acusa a la otra de hacerla sentir de formas concretas. En otras palabras, nos obliga a modificar nuestro comportamiento para generar reacciones positivas en la otra persona.
16. Toma decisiones que afectan a ambos sin consultarnos. Esta falta de respeto tiene una intención clara detrás: evitar que nos neguemos a hacer algo.
17. No acepta la responsabilidad de sus actos. Esta actitud es bastante tóxica y una señal de inmadurez emocional. Cuando una persona se niega a aceptar su responsabilidad en una situación, otros cargan con el peso que no les corresponde.
18. Nos castiga con el silencio. Una de las formas de abuso más habituales en las relaciones tóxicas es el uso de la ley del hielo: cortar la comunicación a raíz de un enfado con la intención de castigar.
19. Aplicación de la luz de gas o gaslighting. La luz de gas o gaslighting es una estrategia que busca crear inseguridad y dudas en la otra persona, a través de negar la evidencia y poner la causa de la contradicción en ella.
20. Nos agrede. Muchas veces, decir que es una relación es tóxica no es más que un eufemismo para hablar de maltrato. Las agresiones no siempre llegan en formato físico, pero sí que causan dolor en la otra persona. Amenazas, insultos, golpes, gritos... nada de esto cabe en una relación.
Si creéis estar viviendo algunas de estas situaciones o algunas de ellas, salid de ahí. Si no os sentís con la fuerza necesaria, pedid ayuda. No estáis solos o solas.