La Residencia Majara es un estallido de domos en mitad de Ormuz, un enclave conflictivo en el que se busca cambiar las dinámicas de sus habitantes a través de la arquitectura y el diseño.
Al sur de Irán, encontramos la isla de Ormuz, un enclave estratégico de Oriente Medio por su rica presencia de petróleo, un regalo envenenado que lleva aparejada la proliferación de actividades ilegales, tensiones políticas y ser una de las zonas más marginales de todo el país.
Con el objetivo de revertir esta situación, el estudio de arquitectura ZAV Architects ha trabajado juno a la ONG Calearth Institute para dar vida a Presencia en Hormuz: un proyecto que busca transformar el entorno y cambiar sus dinámicas a través de la arquitectura.
Así surge en medio de esta isla la Residencia Majara, una serie de cúpulas hechas de grava y minerales cuyos llamativos colores contrastan con los colores del paisaje.
Los domos están inspirados por la obra de Nader Khalili, un arquitecto iraní-estadounidense que basaba sus diseños en la espiritualidad persa para cambiar las comunidades subdesarrolladas con la construcción de refugios. Khalili, al igual que Presencia en Hormuz, querían mejorar a la sociedad a través de la arquitectura y el diseño.
Fruto de esa inspiración, ZAV Architects han construido una comunidad de 200 domos destinados, por una parte, a alojamiento turístico, y, por el otro, a un uso residencial para los locales de Ormuz.
En esta residencia, sus habitantes conviven en los espacios comunes, destinados a lavandería, comedores y zonas de oración y manualidades, fomentando ese sentimiento de espacio compartido y esa noción de comunidad en el día a día.
Ya sea como primera vivienda o como alojamiento turístico, es más que probable que Ormuz resurja de su complicada situación gracias a los nuevos domos de colores que brotan del entorno, una demostración de que la arquitectura puede transformar a la sociedad y a sus habitantes.
