A medida que crecemos, avanzamos y nos transformamos, y en esos procesos de transformación los cambios que se producen no son sólo evidentes a nivel externo, lo son mucho más a nivel interno.
Enfrentarnos a una de las obras escultóricas de Christina Bothwell es sentir que algo cambia dentro de nosotros.
"Siempre he visto el cuerpo como un objeto transitorio", escribe la artista.
Desde híbridos humanos-animales hasta criaturas preñadas o figuras fusionadas en simbiosis anatómicas, la obra de Bothwell materializa varias formas de vida en estados de flujo.
Un bebé que descansa sobre la espalda de una madre, una niña que se agarra a las piernas de otra y otras que miran en la distancia como si estuvieran a punto de tomar la decisión de seguir adelante.
Pero en el particular universo de Bothwell, también hay protagonismo absoluto para la fantasía y la magia de metamorfosis imposibles hechas del surrealismo y del material traslúcido que utiliza para crear sus esculturas surrealistas.
Sus procesos creativos sientan las bases en las raíces de lo etéreo y encarna las delicadas formas en que los espíritus y las figuras físicas cambian con el tiempo.
Bothwell comienza cada pieza con un boceto antes de traducirlas en la cabeza con forma de arcilla. Para crear la apariencia desgastada y bucólica cubre sus figuras con heno u hojas y las quema. El humo del fuego deja un residuo de carbón en la arcilla, al igual que la vida va marcando nuestros cuerpos con el paso del tiempo.
Cuando trabaja con vidrio, Bothwell esculpe cera de abejas tibia que usa para moldear un molde de yeso y sílice. Luego llena la forma vacía con trozos de vidrio coloreado que se colocan en un horno para cocerlos, luego se enfrían en agua y finalmente se lijan y cincelan.
Los detalles pintados a mano adornan el exterior de la escultura, junto con objetos encontrados como prótesis de ojos antiguos, astas de ciervo o patas que reposan en bolas y que dan la forma definitiva a sus seres mitológicos.
Tenemos que asumir que la realidad va a transformar nuestros cuerpos por fuera, pero dejemos que sean la fantasía y la espiritualidad las que lo hagan por dentro.