Shoichi Kodo siempre se dedicó a capturar su entorno, pero no fue hasta su fallecimiento en 2014 cuando sus imágenes más personales se hicieron públicas.
En Japón, existe un lugar en el que el mar y la nieve se juntan: la ciudad costera de Aomori, al norte del país nipón, situada entre las montañas de Hakkōda y la bahía de Mutsu.
Esta misma tierra es el lugar donde nació y se crio el fotógrafo Shoichi Kodo, un apasionado de la fotografía que durante toda su vida colaboró con publicaciones como las revistas CAMERA y Nippon Camera; el periódico To-o Nippo Press; y captó la atención de grandes nombres como Ihei Kimura, Ken Domon e Hiroshi Hamaya.
Tras su fallecimiento en 2014, su hija, Misuzu Shobo, encontró un cofre del tesoro bastante peculiar, una caja en la que su padre guardaba sus negativos más personales. Así descubrió que, durante toda su vida, Shoichi retrató su ciudad y a sus gentes con la curiosidad de un alma creativa y la habilidad de un fotógrafo profesional.
Sin embargo, nunca se decidió a compartir sus imágenes con el resto del mundo y estas quedaron escondidas durante seis décadas en el ático de su hogar hasta que, en 2021, Misuzo Shobo decidió publicarlas en Instagram.
Desde entonces, la cuenta de Misuzo con fotografías de su padre tiene más de 25.000 seguidores y cuenta con su propio fotolibro, Aomori 1950-1962. En ambas publicaciones encontramos las fotografías en blanco y negro que Shoichi hizo en su ciudad natal en la década de los años 50, retratando una zona rural en un país que comenzaba a recuperarse tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La pobreza, el campo, la agricultura y las duras condiciones de vida son protagonistas de una serie en la que también se encuentran los rostros que hacen de la localidad un lugar amable y acogedor.
Lo que comenzó siendo un homenaje a su padre, ha terminado por convertirse en todo un fenómeno que no esperaba la propia Misuzo: “Para mi sorpresa, la cuenta de Instagram ha tenido una gran respuesta desde otros lugares del mundo, lo que quiere decir que las fotografías son familiares incluso para quienes no conocen Aomori”.