A veces, un hecho trágico nos recoloca de una manera brutal; se despiertan la curiosidad por descubrir de dónde vienen nuestros antepasados y la necesidad por reconectar con el origen.
Por aquel entonces, hacía 20 años que sus familiares habían decidido dejar atrás Ucrania, su tierra, para emigrar a Nueva Jersey en busca de una vida mejor.
Su abuelo acababa de fallecer y sus padres comenzaban a mostrar los primeros signos de la demencia. Ese fue el momento en el que Katherine Turczan decidió emprender un viaje para reencontrarse con sus raíces.
La fotógrafa tomó un avión directo al país europeo con su cámara bajo el brazo, lista para inmortalizar todo lo que su mente pudiera olvidar tras la experiencia. Era el verano de 1991 y las relaciones internacionales en la zona no eran las mejores, ya que Ucrania seguía luchando por conseguir su independencia de Moscú.
Durante meses, que se alargaron hasta convertirse en años, en su periplo Turczan fue descubriendo más familiares, que se convertían en refugios temporales. Le ofrecían cobijo, comida, comprensión y la historia de un pasado que la fotógrafa anhelaba conocer.
Mientras los huecos en blanco de su origen se iban llenando, su montón de fotografías hacía lo propio, hasta materializarse en el reciente fotolibro From Where They Came.
“Mi abuelo vivió con mi abuela en una pequeña casa de su propiedad que compartían con mis padres en Nueva Jersey. Esperando en la puerta, me elevaba como uno de los corderos a los que cogía en el granero. Yo tenía 8 años”.
