La autora ha recopilado durante cuatro años imágenes de mujeres anónimas en el agua, instantáneas en las que busca a su madre una y otra vez para recordarla en plena libertad, para manifestar su felicidad en desconocidas.
“Durante los últimos 4 años me he levantado todos los domingos a las 8:15h de la mañana para ir al Rastro”.
Helena Alarcón es fotógrafa, pero durante 1.460 mañanas, se ha dedicado a recopilar las imágenes que otras personas habían tomado. Sin importar su identidad, el año de la instantánea, ni si conocía o no a las personas que aparecían en ellas. Poco a poco, Helena tan sólo se puso una condición: quería mujeres en el agua.
En el Rastro de Madrid, ese microuniverso donde se compra-vende casi cualquier cosa imaginable, la fotógrafa aprendió los códigos de los tenderos e incluso se ganó un mote: Helena la bañista. Aun así, no había una explicación para esa extraña fijación por las mujeres y el agua: tan sólo sabía que le gustaba mirar a todas esas desconocidas en lagos, piscinas ríos y mares donde cualquiera querría meterse.
El proyecto fotográfico de Helena es, en realidad, una forma de encontrarse con su madre, una manifestación del vínculo que la une con el agua y, por ende, con su relación con el alcohol.
El mar también ha jugado un papel muy importante en la vida de su madre: ella se separó de su padre en verano, en la playa, donde Helena cree que “se quedó congelada ahí, en ese lugar, en ese año” y cuando comenzó a ser alcohólica o cuando la fotógrafa comenzó a notarlo.
“El sonido de la manguera al regar la terraza, o el sonido del grifo de la cocina eran sonidos que mi madre utilizaba para camuflar el sonido al abrir una lata de cerveza”.
“Muchas veces, yo misma podía adivinar si había bebido o no cuando estábamos en la playa o en la piscina. Si bebía, no se metía en el agua. Y cuando se metía en el agua ella siempre decía que la sensación era la de estar borracha. Es verdad que estar en el agua, si lo pensamos, provoca la misma sensación corporal que estar bebida”.
Porque en el agua, su madre está sobria, su madre era y es feliz en ese preciso instante que la fotógrafa ha estado buscando de forma más o menos inconsciente en las imágenes de extrañas, de anónimas en las que reproducía esa imagen.
“Mi madre lleva años diciendo que se quiere ir a vivir a la playa, pero no lo hace. Me gusta utilizar esto para decir que en realidad se está negando ser feliz. Se está negando a dejar de beber”.
Con su archivo fotográfico, el que ha ido recopilando en el Rastro durante años, Helena comprende que tiene que dejar correr a ambas: a su rutina de los domingos con mujeres en el agua y a su madre, quien ya está recuperada y cuya relación ha cambiado a día de hoy.
Helena busca a su madre en todas las imágenes de este archivo fotográfico: "Esto empieza así, pero también hay una tendencia mía a fabricar mi identidad. ¿Lo hago por mi madre o lo hago porque quiero que se me reconozca y formar parte de algo? Estoy aún dándole vueltas!.
El archivo de Helena Alarcón puede verse en “Déjala correr”: una exposición que puede visitarse entre el 2 y el 12 de julio de 2024 en Tha House (C/ Antonio López, 58, Madrid).