Martina Matencio juega con la luz a su capricho y el resultado son unas fotografías que rezuman sensibilidad por cada pixel. Tenemos el honor de que la fotógrafa haya sido la encargada de estrenar Callao City Arts, nuestro último proyecto artístico y cultural.
Y no solo, porque además, Martina se sentó amablemente con nosotras a tomar un café, charlar y contestar a nuestras preguntas. Así averiguamos que esta joven fotógrafa -tan solo tiene 29 años- siente en fotos y que es difícil saber dónde acaba Martina y empieza su fotografía, porque son una y no entiende el equilibrio de la una sin la otra.
Por eso, si ya nos gustaba su trabajo, ahora también la idolatramos a ella como persona. Esto fue lo que nos contó:
¿Cuántos centímetros de tu piel hay en cada una de tus fotos?
Todos los centímetros que tengo de piel están puestos en cada una de mis imágenes. Soy toda yo plasmada en todas mis fotografías.
Para mí hacer fotos es como respirar, como el oxígeno o el funcionamiento del corazón algo que tengo interiorizado, que no me planteo, es innato. No me preparo mucho los shooting, me sale todo muy fácil.
¿Quiénes son tus musas? ¿Las de delante y detrás del objetivo?
Mi primera musa fue una chica que es actriz que se llama Mireia Oriol y luego un niño, que es mi sobrino. Yo siempre fotografío a mujeres, pero el ha sido mi muso masculino, también porque tiene una parte muy dulce, el pelo largo...
Detrás del objetivo, más que musas me puede inspirar un director o la poesía, leo muchísima poesía. Aunque consumo mucha fotografía, mucho Instagram, no tengo grandes referentes en fotografía, quizá por eso cuando alguien ve una fotografía sabe que es mía, tengo un sello muy real, muy transparente.
¿Cuándo se despertó tu mirada fotográfica?
Fue a los 16 años, durante un viaje a Cuba con mis padres. No hacía más que preguntarme cómo podía llevarme un recuerdo de lo que estaba viendo y viviendo.
Me preguntaba todo el rato ¿cómo me voy a dejar esto aquí? Y me di cuenta de que la respuesta estaba en la fotografía, que era una manera de llevarme eso y que fuera para siempre.
¿Por qué siempre son mujeres y sus coordenadas?
Supongo que la mujer me inspira más. Cuando fotografío a un hombre a veces he sentido que les cuesta un poco más dejarse llevar, que hay veces que les resulta más difícil hacer depende que poses, que juzgan.
Realmente creo que encuentro algo más bello en el cuerpo de la mujer.
¿Qué hay más allá del cuerpo humano?
Me pasa que cuando hago fotos a una persona la puedo sentir. Por eso creo que lo que intento cuando fotografío es encontrar la calma, porque realmente pienso que en general nadie está bien, que todos tenemos nuestras cosas y que es muy complicado encontrar el equilibrio.
A mí hacer fotos me provoca, dentro de mi desequilibrio, equilibrarme. Veo cómo está la persona, especialmente en mis proyectos personales, donde más me dejo llevar.
¿Cómo juega la luz en tu trabajo?¿Dónde está el secreto para captarla de esa manera?
Yo trabajo siempre con luz natural. Es mi guía, mi sello, sin la luz no podría expresar lo mismo. Es la luz la que me hace ver la foto.
¿Qué esperas del proyecto "Callao City Arts"? ¿Qué te puede aportar?
Nunca soy de hacer exposiciones porque no me gusta mucho la gente, los eventos... Pero creo que esto se lo contaré a mis hijos con mucho orgullo, me parece como un cuadro inmenso, me siento orgullosa de poder formar parte de "Callao City Arts".
Sabía que estaba bien por visibilidad, pero no me esperaba que fuera a emocionarme al ver mis fotografías de esta manera, y la verdad es que lo ha hecho.
¿Crees que el arte es una manera de hacer el territorio donde vivimos más amable?
Obviamente. Creo que el arte es fundamental, al final lo que siento con el arte es que ves que también hay otras personas que tienen las mismas inquietudes que tú, que se expresan como Oliver Latta, el chico con el que comparto pantallas este mes en "Callao City Arts".
Es muy guay lo que hace y compartir con él proyecto, me parece genial.
¿Eres urbanita o eres más de campo o de costa?
Depende el momento. La ciudad me gusta porque haces cosas, pero creo que a medida que me voy haciendo más mayor, tiendo a elegir el campo.
¿Por qué la fotografía en lugar de cualquier otra disciplina?
Porque no tengo ni idea de hacer otras cosas (se ríe). Me acuerdo cuando era pequeña que una de mis hermanas hacía pintura y barro, yo intentaba copiarla, pero se me daba mal. Yo sabía que había algo dentro pero el resto de disciplinas no era lo mío.
También me gusta mucho escribir, de hecho tengo un libro con una amiga que es actriz, Alba Ribas, ella hizo la poesía, pero de momento, no es lo mío.
¿Con qué se emociona alguien que tiene tanta sensibilidad?
Me emociono muy fácilmente. Puedo ir por la calle y ver un abuelo y una abuela, y me pongo a llorar. Soy muy de imaginar, quizá demasiado, las historias detrás de las personas.
Yo creo que esto lo transmito también en mis fotos, pero a la vez llevado a la fuerza. Hay quien me dice, sobre todo antes, cuando estaba empezando, que mis fotos son tristes, pero yo creo y siento que tienen fuerza.
La vida es una mierda y es dura, pero la fotografía es una manera de canalizar.
¿Dirección o improvisación?
Normalmente improvisación. Me gusta mucho más improvisar cuando se puede. Me he dado cuento que cuando improviso, fluyo mucho más y me sale todo mejor.
Entiendo que no siempre es posible, pero si puedo elegir, me quedo con la improvisación.
¿Un sueño por cumplir?
(Se le iluminan los ojos) A ver si me escucha alguien. Me encantaría poder hacer la portada de una película. Creo que no encajo mucho, pero me encantaría que fuera para Almodóvar. Me gusta mucho también Julio Medem y creo que encaja mucho con mi estilo.
También Isabel Coixet, me encantaría que alguien viera mis fotos y pensara en mí para hacer su portada.
¿Qué nos quieres decir con tus imágenes?
Al final me he dado cuenta que cada uno entiende o interpreta una cosa de lo que ve. Que yo estoy diciendo una cosa y tú estás entendiendo otra.
Entonces yo no sé si quiero decir (si quiero decirte) al espectador algo, pero quiero decir algo, eso está claro. Al final lo que intento o lo que hago sin darme cuenta es generar historias que no acaban, porque mis fotos tengo la sensación les falta, están como sin acabar, te dejan con la sensación de "¿ahora que va a pasar aquí?".
Creo que son como pequeñas historias que me están construyendo. No sé muy bien que quiero expresar, me quiero expresar yo, me gusta mostrar mi trabajo y obviamente me gusta que me digan que mi trabajo es bonito, pero al final me he dado cuenta que yo trabajo para mí, y por eso creo que el trabajo que yo hago es tan de verdad.
¿Te has planteado dirigir cine o hacer algún corto?
Sí. He empezado a hacer vídeo para algunas marcas de las que trabajo y además voy a hacer una cosa ahora con Netflix. Han cogido a tres mujeres y vamos a dirigir tres documentales sobre mujeres maltratadas. Yo hago la dirección de fotografía.
Gracias Martina por ayudarnos a que el centro de Madrid nos sorprenda e invite a deternos y emocionarnos durante unos segundos en nuestras idas y venidas.
Desde aquí queremos hacer un llamamiento, porque nos encanta ayudar a cumplir sueños, y más si es de alguien a quien admiramos profundamente, como es el caso. Almodóvar, Coixet, Medem, ya estáis tardando...
Martina Matencio: Instagram