Todxs estaremos de acuerdo en que los recuerdos que hacen que nos sonría el alma con una preciosa mezcla de pureza, inocencia y nostalgia son los que nos devuelven a esos años en los que no éramos adultxs, en los que soñábamos con vivir sin ellxs.
En esa tierna y emocionante época que es la infancia, nuestra imaginación y nuestros anhelos vuelan tan altos que, en muchos momentos, nos invade la necesidad de que el mundo se rija por unas normas que no son las grises y aburridas de la adultez.
Muchxs habremos fantaseado con la idea de ser los niñxs perdidxs que seguían a Peter Pan en sus aventuras y que flotaban cuando su mente se dejaba llevar por un pensamiento positivo.
Imaginad que todas esas ensoñaciones que teníamos las tardes de los veranos que eran eternos se convirtieran en composiciones fotográficas llenas de color, de vida y de las ganas que nos dejamos en el camino que supone crecer.
Justo ese es el concepto y la forma del trabajo fotográfico de Julie Blackmon, una fotógrafa estadounidense que crea escenas habitadas por niñxs en las que no aparecen adultxs y que transmiten atmósferas que nos hacen sentir que todo iría mejor si entendiéramos el mundo como lo entienden ellxs.
La fotógrafa plantea sus maravillosas capturas como una sátira social que disfraza de escenas cotidianas en las que lxs niñxs son el centro de nuestra atención y de su universo.
Todos los detalles representados son simbólicos, al igual que la disposición de los temas, inspirados en las escenas pintadas por los pintores flamencos del siglo XVII. El objetivo de Julie Blackmon es representar el contexto de las pequeñas comunidades norteamericanas, rastreando los sueños que promueve el modelo americano.
En el germen feliz de cualquier sociedad está el futuro de un mundo mucho mejor que el que tenemos, solo hay que desear que la magia y la inocencia duren para siempre, aunque sea en forma de fantásticas fotografías.
Julie Blackmon: Instagram