A menudo, cuando pensamos en algo fuerte y poderoso, pocas veces se nos vienen a la mente la fragilidad o la ternura, todas esas sensaciones y emociones que nos provoca lo que parece estar a punto de quebrarse o desaparecer.
Pieles sedosas y rosadas, rostros que se descomponen tras los mosaicos que forman las gotas de lluvia en los cristales o miradas que tienen su destino en un abrazo infinito pueblan los retratos poderosos y bellos de la barcelonesa Berta Vicente.
Nacida en 1994, la artista catalana resultó la ganadora de los prestigiososos premios Sony World Photography Awards, hace ya casi diez años, en la categoría de Talentos Emergentes. Perdiéndonos en la dulzura y la épica de sus fotografías entendemos por qué.
Sus imágenes son fascinantes por la profundidad y los sentimientos que transmiten. “Solo capto lo que veo, lo que hay delante de mí y lo que me parece fotografiable. Cuando estoy trabajando en retratos, lo más importante es la relación con la persona que está frente a la cámara y conmigo".
"Suelen ser amigos o parientes, personas cercanas la mayor parte del tiempo. Me encanta el ambiente relajado, también me gusta bromear y, sobre todo, quiero que la persona se sienta cómoda. Si él o ella está nervioso, prefiero parar y hablar de cualquier otra cosa o hacer algo diferente".
Solo con una conexión total entre fotógrafo y modelo pueden transmitirse la paz y la confianza que destilan las capturas de Berta, en las que sus figuras se muestran relajadas y abiertas a contarnos todo desde un lugar situado entre la melancolía, la nostalgia y la introspección.
Bienvenidos y bienvenidas al interior de Berta, un universo repleto de historias y de cosas que no se dicen que haréis vuestro, que ya hemos hecho nuestro.