"Como un niño con juguetes nuevos", no hay otra expresión que describa mejor nuestros sentimientos cuando esta fotógrafa -a la que admiramos y seguimos la pista desde hace tiempo- nos dijo que sí.
Y es que saber que la estética y armónica visión de Švarbová de las piscinas simétricas soviéticas y los calmados desiertos californianos nos deleitará cada vez que pasemos por Callao, es para el equipo de Cultura Inquieta un sueño cumplido.
La fotografía de Maria Švarbová pasa a formar parte de Callao City Arts, el bonito proyecto que Cultura Inquieta junto a Callao City Lights puso en marcha hace ya unos meses y por el que ya han pasado nombres tan interesantes como Martina Matencio, Noell Oszvald, Ibai Acevedo o Marina Sersale.
En el caso de la fotógrafa eslovaca sorprende saber que tiene tan solo tiene 31 años y que antes de elegir la fotografía como su medio de expresión, estudió restauración y arqueología. Quizá tenga algo que ver con esto el gran protagonismo que la arquitectura y los espacios tienen en sus imágenes.
Especialmente las construcciones de la era soviética, que la fotógrafa llena de frescura y aires actuales a base de una paleta de color muy personal y unas figuras estáticas sin expresión, tan hipnóticas como distantes. "La gente me fascina, son mi principal fuente de inspiración. Considero que el espacio no tiene sentido sin humanos, se queda vacío, le falta algo, pero también me ocurre lo mismo al revés. Los humanos no tienen sentido sin el espacio, es como si no encajaran en ninguna parte. Por eso siempre busco armonizar humano y espacio", nos cuenta Švarbová en exclusiva a Cultura Inquieta.
Cuesta creer que ella, que es capaz de transmitir a la vez calma e inquietud, generando una atmósfera única tan bella como misteriosa sea completamente autodidacta y que su trayectoria sea solo de unos 9 o 10 años. "Nunca busqué ser fotógrafa, mi hermana me regaló mi primera cámara profesional. Nunca he leído ningún libro de fotografía, todo es práctica, creo que mi estilo artístico es un regalo por el trabajo duro. Mi sueños siempre fue ser pintora artística y creo que por eso acabé siendo fotógrafa y mis imágenes son siempre en color", explica.
Maria Svarbova, en la madrileña Plaza de Callao, disfrutando el pasado fin de semana sus proyecciones:
Nada es casualidad en su trabajo, cada escena fotografiada está totalmente controlada, desde los temas hasta los brillantes colores pastel y las sombras duras que componen cada imagen. Gregory Crewdson y Erwin Olaf son sus dos grandes referentes. También le inspira la arquitectura funcionalista, esa que está llena de líneas, azulejos blancos y grandes ventanales con mucha luz natural. Quizá eso tenga mucho que ver con su obsesión con las piscinas, "La primera chispa de inspiración vino de la arquitectura bastante cruda de una piscina local. El edificio tiene ahora 80 años y se remonta a una época en que la piscina era más un deber social que el deporte. Esta piscina está en la ciudad cuando nací", nos cuenta Mária.
"La mayoría de las piscinas eslovacas han mantenido su estilo y aspecto originales. Muchas de ellas conservan carteles reglas y normas como "No saltar", "No comer" o "No jugar", que a menudo se escribían en letras rojas sobre un fondo blanco. Utilizo esos elementos y otros decorativos como plantas en mi fotografía!", continúa Švarbová.
La simetría juega un papel imprescindible en su trabajo, "Mis composiciones son muy simétricas, es verdad. Amo la simetría en la vida cotidiana y en la fotografía también. No tengo ninguna razón para componer tomas tan simétricas, pero hay un espacio muy especial que se consigue al mantener la simetría en cada fotografía. Es muy importante para el impacto visual de cada imagen controlar cada línea, pues la arquitectura suele tener muchas".
Acomodarse en lo que hace no es una opción y siempre está pensando en nuevos proyectos: "En general, no me gusta el estancamiento. Me gustaría mostrarle a la gente algo nuevo, algo que no vieron antes. Es difícil pero lo estoy intentando. Y me gustaría tener más exposiciones individuales en todo el mundo", nos cuenta.
De momento podemos ver su trabajo en el epicentro de Madrid, en pleno Callao, "He estado en Madrid algunas veces. Adoro Madrid por su ambiente. Y sé que, probablemente, cuando vea mi trabajo en esas dos pantallas sentiré una gran emoción, placer y honor de tener mi trabajo allí expuesto. Estoy muy emocionada", concluye.