Las impresionantes habilidades de camuflaje de los búhos les permiten permanecer ocultos durante horas ante los inocentes ojos de las presas como también ante las cámaras de los fotógrafos de vida salvaje.
Es por eso que resulta muy complicado capturar imágenes de estas aves rapaces en sus hábitats naturales. Los fotógrafos deben pasar largos periodos de tiempo inspeccionando los bosques, siempre con la cámara preparada para disparar porque en cualquier momento se puede obrar el milagro y un magnífico búho puede aparecer en escena.
Precisamente así fue como le sucedió a James S. Batuigas, un fotógrafo aficionado estaba buscando un gran búho gris para fotografiar en un bosque canadiense cuando se encontró con uno que se mezclaba perfectamente con la corteza de un árbol con un camuflaje impresionante.
“Estaba planeando buscar el gran búho gris ese día. Estaba conduciendo por un camino forestal en busca de los grandes búhos grises, escaneando cada árbol con la esperanza de encontrar uno durante el mediodía, donde normalmente descansan”.
"Entonces, de repente, por el rabillo del ojo, noté que algo se movía en el tronco del árbol, fue entonces cuando me di cuenta de que era el búho astutamente mezclado con la corteza del árbol".
El color y el patrón del plumaje del búho coincidían tan bien con el árbol en el que estaba sentado que el fotógrafo dice que se habría perdido por completo el ver al búho allí si el pájaro no hubiera girado la cabeza para mirarlo.
La especie retratada es el gran búho gris (Strix nebulosa), la especie de búho más grande del mundo, en términos de longitud, que puede alcanzar hasta 84 cm. Habita en todo el hemisferio norte, el collar blanco que se encuentra debajo de su cara es la característica distintiva de esta majestuosa ave.
h/t: PetaPixel