Cuando estamos ante la obra de un genio de la pintura, pensamos de dónde les viene la inspiración para llevar a cabo esas pinturas que nunca hubiéramos soñado nosotros. A veces, obtenemos respuestas.
Henri Matisse y Pablo Picasso son , sin lugar a dudas, dos referentes mundiales del arte contemporáneo, dos iconos inmortales que marcaron un antes y un después en la historia del arte con sus sellos personales y perfectamente reconocibles.
En 1947, Aimé Maeght, un comerciante de arte francés, y André Breton, incluyeron las obras de Baya Mahieddine (1931-1988) en la Exposition Internationale du Surréalisme de la Galerie Maeght en París.
Los cuadros de la que por aquel entonces era una adolescente de 16 años, llamaron poderosamente la atención de Picasso y Matisse, entre otros artistas destacados, por sus composiciones coloridas, espontáneas e “infantiles”.
Sabemos que Picasso popularizó su frase 'Me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño', así que es lógico que se quedara prendado con el arte de Baya en el que a través del gouache representa un mundo sin hombres pero lleno de imágenes brillantes de mujeres, naturaleza y animales.
Baya nació en un suburbio playero de la ciudad de Argel y quedando huérfana a los 5 años, fue adoptada por Marguerite Camina Benhoura, una intelectual francesa que notó el talento artístico de Baya desde una edad temprana.
En sus hogares en Argel y el sur de Francia, Benhoura le proporcionó a Baya materiales de arte y acceso a magnates del arte franceses y magrebíes. Desde ese momento, Baya mezcla colores y composiciones vibrantes que plasma con un trazo suelto y lleno de imaginación que quién sabe si inspiró a las 'Mujeres de Argel' de Picasso.
Desde luego, es dificil inventar y crear de la nada cuando todo parece estar hecho, pero no es malo inspirarse para reinventar, y menos si la inspiración nace de la inocencia y la falta de prejuicios.