Como una mosca en la pared, el ojo del artista nos permite adentrarnos en las experiencias del día a día de las gentes de Uganda.
El desconocimiento es el gérmen de la discriminación. Muchas veces, el miedo al diferente de aquella persona a la que consideramos “nuestro igual” o “normal” nos hace vivir separados en sociedad.
Buscando romper con esa barrera de segregación, el pintor Ocom Adonias ha retratado en su última serie de cuadros cómo es la experiencia de una vida negra tras los muros de sus hogares, en la más pura intimidad.
En concreto, Adonias, natural de Uganda, se ha fijado en su propia experiencia para reflejar la riqueza de su cultura rutinaria. Leer en soledad, pasar tiempo con amigos, familia y demás seres queridos… en sus cuadros, refleja este tipo de acciones cotidianas que nos resultan relajantes y, a la vez, estan llenas de vida, gracias a la explosión de color presente en todas sus obras.
Adonias consigue la autenticidad en estas pinturas porque se vasa en su propia experiencia. Los diferentes elementos de los hogares, las sonrisas, los semblantes llenos de paz.
Cada habitación es un remanso de paz que no deja de recordarnos que, en realidad, podemos ver la escena a través de una mirilla, no estamos invitados a participar. Nos convertimos así en unos perfectos voyeurs.
“En mis trabajos, me interesa sobre todo la conversación global sobre lo que significa ser africano y negro, la historia y la representación de la figura negra en el mundo contemporáneo”.
Adonias consigue reflejar un pedacito de mundo, su mundo y el de la gente que le rodea, en sus obras. Con cada uno de sus retratos, captura “parte de su alma e historia” y nosotros, como espectadores, tenemos el privilegio de poder presenciarlo.