Un repaso de la serie japonesa 'Death Note', para muchos uno de los mejores animes de la historia que nos hace reflexionar sobre los límites de la justicia.
¿Os imagináis poseer un cuaderno donde si apuntáis el nombre de una persona, muere? No, mejor no lo hagáis, porque corréis el riesgo de acabar convirtiéndoos en un sociópata como le ocurre a Light Yagami, el protagonista de la maravillosa e inteligente Death Note.
Este joven comienza usando dicho libro para hacer justicia en el mundo pero acaba utilizándolo para su propio beneficio y defensa. Al principio, aunque mata a asesinos y a ladrones, estos también son personas y las autoridades policiales y un personaja llamado L acaban persiguiéndole por ello.
Tráiler subtitulado de Death Note.
En torno a este conflicto ético gira el manga de 2003 Death Note, escrito por Tsugumi Ōba e ilustrado por Takeshi Obata (y convertido en anime en 2006 por Tetsurō Araki). ¿Es Light el bueno o el malo de la historia? ¿Es un salvador de la humanidad o un ególatra que ya no diferencia el bien del mal?
Sabemos lo odiosos que resultan los spoilers, así que no os desvelaremos mucho más de la trama de esta fantástica serie. Gracias al intelecto de los protagonistas, la serie desarrolla un adictivo juego del gato y el ratón que nos mantendrá enganchados durante horas a la pantalla, con una sed insaciable por saber cuál será el siguiente paso de cualquiera de los dos personajes.
Para muchos críticos, Death Note es uno de los mejores animes que se han hecho. El ritmo con el que suceden los acontecimientos es una de sus claves (ya sabemos lo lentas que suelen ser las series japonesas).
Su popularidad llegó a tal punto, que a Light le nacieron imitadores por todo el mundo. Por ejemplo en China las autoridades de Shenyang decidieron prohibir la serie porque los niños estaban imitando estos cuadernos y apuntando en ellos nombres de compañeros o profesores.
Otra polémica fue la regular adaptación al cine de la serie por parte de Netflix. No es la primera versión cinematográfica de Death Note, ya que existen varias películas, pero las discrepancias han llegado por la occidentalización de la película.
El remake está protagonizado por actores no asiáticos como Nat Wolff en el papel de Light, Keith Stalley en el de L y Willem Dafoe dando voz al shinigami Ryuk, dios de la muerte japonés y otro de los pilares de esta serie.
Le han cambiado hasta los apellidos a los personajes para esta nueva versión, y eso no ha gustado a los seguidores nipones, que ya han creado una recogida de firmas para boicotearla. Debates aparte, nos quedamos con la original, sin lugar a dudas, y con la ingeniosa manera de hacernos reflexionar sobre los límites del bien y el mal.