Los brazos, los hombros, la espalda, el ombligo, la axila, las manos o los pies tiene sentido como partes que dan forma a un todo, pero pueden ser de lo más abstracto en un plano cerrado que encierra nuestros deseos más instintivos.
En las sensuales y explícitas fotografías de Florian Hetz, podemos perder la perspectiva de lo que estamos viendo porque al artista le apasionan los detalles incompletos y los planos imposibles que invitan a morder, a oler, a chupar y a oler. Hetz sabe que no hay una sensación más emocionante que encontrarnos con (y en) la piel de otra persona.
Este artista berlinés que dice haber empezado su trabajo fotográfico en paralelo a su despertar sexual, evita retratar los cuerpos de sus modelos masculinos y femeninos ofreciéndonos porciones limitadas de carne que dejan que nuestra imaginación haga el resto.
Sus instantes de pasión y euforia en los que los cuerpos fluyen movidos por las ganas de tocar, agarrar o morder, son un manifiesto en contra de la moda de los selfies, ya que él mantiene en el anonimato a esos objetos de deseo que se entregan el placer de una intimidad que se respeta.
La carrera de Florian como productor teatral termina abruptamente debido a una enfermedad cerebral, desde ese momento comienza a sentir la necesidad de combatir la pérdida de memoria.
La fotografía tiene esa capacidad de parar el tiempo. Para el creativo, sus planos se vuelven imprescindibles para pausar sensaciones y formas vividas a lo largo de la vida, las fotos se convierten así en recuerdos, para ser representados con el mayor detalle posible.
Esta necesidad se expresa técnicamente acercándose lo más posible a los sujetos, con primeros planos que inspeccionan porciones y gestos en los que una mano es suficiente para manifestar un orgasmo o el placer de una caricia que eriza la piel.
Hetz trabaja sin tapujos y sin tabúes, lo hace, sin pedir disculpas, a través de imágenes sensoriales y tangibles. Fotos que comprenden el sexo y los anhelos como una función vital de nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestros corazones.
Florian Hetz: Instagram