"El arte mueve, el arte emociona", la declaración de principios de Nadia Arroyo y el espacio fotográfico KBr

Vivimos un momento único a nivel social. Hemos hablado con Nadia Arroyo para arrojar luz y descubrir en qué coyuntura artística y cultural nos encontramos.

Nadia Arroyo, Directora de Cultura de Fundación MAPFRE desde 2019, y antes responsable de sus exposiciones, ha querido abrirnos las puertas de su experiencia con el mundo del arte para darnos luz y acercarnos más a este maravilloso universo. Las ideas y los proyectos tienen que materializarse a través de la acción. Ahí entra ella, como dinamizadora cultural, una figura a la que nos ha encantado acercarnos para entender cómo funciona la gestión cultural.

Se confiesa apasionada del arte “desde siempre”. Licenciada en Historia del Arte, Arroyo siente un compromiso con la cultura y el arte que trasciende a todos los ámbitos de su vida.

Mujer de retos, se marca como esencial de cara al futuro que se avecina el mantener y potenciar el prestigio nacional e internacional de la Fundación: “En ello vamos a poner todo nuestro esfuerzo e ilusión”.

"El arte mueve, el arte emociona." 

“Hemos de seguir cuidando la cultura y valorando su importancia en la educación del ser humano.”

¿Qué supone para Fundación MAPFRE la apertura del nuevo centro de fotografía KBr? ¿Cuál es su hoja de ruta, su dirección y sus retos?

KBr supone para Fundación MAPFRE un paso más, una apuesta mayor de la que habíamos asumido hasta ahora por el ámbito de la fotografía. Hace doce años decidimos iniciar una nueva línea de programación basada en esta disciplina y definimos el tipo de exposiciones que íbamos a organizar: amplias retrospectivas de grandes maestros y de artistas contemporáneos consagrados.

Arrancamos con Walker Evans, seguido de Fazal Sheikh y Graciela Iturbide; las tres tuvieron una larga itinerancia por Europa y América Latina que marcaría nuestra forma de trabajar. Todas nuestras exposiciones viajarían una vez cerrasen sus puertas en nuestras salas a tres, cuatro, cinco instituciones internacionales.

Así fuimos creando y reforzando una red internacional de instituciones entre las que colaborar. Cuando llegamos a Barcelona en 2015 ya decidimos dar un mayor protagonismo a las muestras de fotografía por la tradición tan marcada que hay en la ciudad.

A lo largo de estos años, nuestro rol en el ámbito fotográfico ha ido creciendo y pensábamos que debíamos dar un paso más y lanzarnos a abrir un centro específico que nos permitiese multiplicar nuestra actividad.

Nuestra intención es generar un ambicioso programa cultural en torno a la fotografía que tendrá como eje principal las exposiciones, pero que ofrecerá a su vez una serie de ciclos de conferencias en el auditorio, un cuidado programa pedagógico y un premio internacional de fotografía. Organizaremos seis exposiciones al año -dos cada temporada-, tres de las cuales serán retrospectivas en la línea que veníamos desarrollando hasta ahora y que convivirán con otro proyecto, de menor tamaño, que nos permiten ampliar nuestro ámbito de interés. 

Nuestro reto es calar en la ciudad y estrechar la red entre sus instituciones fotográficas con las que ya colaborábamos y así, entre todos, proyectar a nivel internacional la tradición y el valor fotográfico de Barcelona.

 
¿Cuáles son los criterios con los que se elige a los diferentes artistas para cada una de las exposiciones?

Es importante señalar que el programa expositivo cae bajo la batuta de nuestro conservador jefe de fotografía, Carlos Gollonet; él inició el proyecto en 2009 y lo continúa.

Carlos siempre ha querido que haya un equilibrio entre los grandes nombres más conocidos por el gran público y otros nombres de artistas que ya tienen un reconocimiento a nivel internacional, pero que no han tenido una gran retrospectiva hasta ahora y que son más desconocidos.

Para nosotros, es fundamental que tanto unos como otros no hayan tenido un proyecto importante en la ciudad en, al menos, los últimos veinte años. Puede parecer trivial, pero esta regla permite que nuestras exposiciones siempre tengan algo nuevo que aportar.

¿Cómo crees que ha influido la situación actual al mundo de la cultura en general? ¿Y de la fotografía en particular?

La pandemia está suponiendo un frenazo económico sin precedentes en todo el mundo y, sin duda, la cultura se va a ver golpeada a medio plazo. La actividad de muchos museos públicos depende en gran medida de la venta de entradas y ahora los visitantes han caído cerca de un 80% a todos los niveles.

Lo que estamos viendo en la actualidad, tanto en Madrid como en Barcelona, es que el público interesado por la fotografía sigue muy activo y está deseando que la oferta cultural continúe. Es posible que se deba a que es un público más joven. En este sentido la caída es mucho menor.

¿Cómo se ha adaptado Fundación MAPFRE a las circunstancias del momento?

Desde el punto de vista cultural, no nos ha quedado más opción que adaptarnos sobre la marcha, con muchas ganas de seguir ofreciendo nuestra actividad cultural a la sociedad tan pronto se nos permitiese, asumiendo todas las medidas de seguridad para nuestro público y todas las personas implicadas en la organización de cada una de ellas para garantizar una cultura segura.

Y desde el de la Fundación en general, es un orgullo poder decir que nos adaptamos poniendo en marcha una ayuda de 35 millones de euros para tratar de paliar los efectos de la pandemia a nivel nacional e internacional.

¿Qué papel juega la cultura frente a las circunstancias actuales?

Durante el confinamiento -cuando no pudimos visitar exposiciones y museos- el mundo cultural se movilizó para generar y ofrecer un amplio elenco de contenidos digitales, que pretendían ayudarnos a sobrellevar el encierro y la angustia. Entonces se demostró que había una gran demanda: libros en formato electrónico libres de derechos, teatro y espectáculos en abierto, visitas virtuales a exposiciones, actividades para niños… Fue un no parar. Hubo mucha generosidad.

La cultura fue y es un oxígeno. El mes pasado salió una maravillosa noticia sobre un estudio a gran escala que la Organización Mundial de la Salud había realizado sobre los lazos entre el arte, la salud y el bienestar y llamaba por primera vez a los Gobiernos y autoridades a aplicar políticas que mejorasen la colaboración entre los sectores sanitarios y artísticos. 

¿Qué vamos a encontrar próximamente en esta nueva sala?

El año que viene KBr pretende mantener el reto con el que hemos arrancado, pero va a buscar proyectar nuevos nombres de la esfera fotográfica contemporánea.

Así, iniciamos el año con una gran retrospectiva con más de 300 fotografías de la artista brasileña Claudia Andujar, quien ha dedicado gran parte de su vida a defender la realidad del pueblo Yanomami y terminaremos en otoño con un gran proyecto del fotógrafo venezolano Paolo Gasparini, uno de los más emblemáticos del panorama internacional y sin duda uno de los que mejor ha recogido las tensiones y contradicciones culturales de América Latina.

Y entre ellos, en verano, presentaremos a una de las figuras claves en la renovación de la fotografía documental, Garry Winogrand.

Y en el Espacio 2 empezaremos la temporada con la exposición 'La mirada cautiva'. La colección de daguerrotipos del Centro de Investigación y Difusión de la Imagen (CRDI) – Girona, la primera de las exposiciones que se van a organizar con instituciones catalanas para mostrar su rico patrimonio fotográfico y que aborda en esta ocasión el origen del medio.

En verano se podrá visitar la serie de Nicholas Nixon, Hermanas Brown, de nuestra colección para terminar el año con la primera exposición realizada en colaboración con las escuelas de fotografía. 

¿A qué responde la fuerte apuesta por la fotografía de Fundación MAPFRE? 

Cuando iniciamos en 2009 nuestra programación de fotografía quisimos llenar un espacio en Madrid que por aquel entonces estaba libre, pues no había una institución que desarrollase un programa de exposiciones, individuales y de carácter retrospectivo de los grandes maestros de la fotografía internacional y de artistas contemporáneos consagrados.

Desde entonces mucho ha llovido y los proyectos en torno a la fotografía se han multiplicado. Pero nuestra proyección también ha crecido y creemos que tiene mucho sentido el salto que hemos dado con la apertura del centro de fotografía KBr Fundación MAPFRE en Barcelona.

Gracias a Nadia Arroyo por acercarnos al arte y a la cultura a través de sus ojos y su gran experiencia.

Fundación MAPFRE: Web