Tristemente, la mayoría de la gente sólo conoce la parte sensual e icónica de la maravillosa estrella, pero la bella Norma Jean también era poseedora de un cociente intelectual de 165 y una pasión desmedida por devorar libros.
Monroe decía que sólo se iba a la cama con unas gotas de Chanel Nº5, pero hasta eso formaba parte de un alter ego que la hizo ser parte fundamental en la historia de nuestra cultura pop. Aparte del perfume francés, lo que nunca faltaba en su cama eran buenos libros, ¿queréis saber cuáles?
Marilyn Monroe de una enorme biblioteca formada por unos 400 libros entre los que se podían encontrar obras de teatro, arte, biografías, filosofía, teología, historia, poesía y psicología.
Una vez falleció, se publicaron algunos de los títulos de su biblioteca personal. En ella se encontraron muchas primeras ediciones y libros con anotaciones a lápiz y con pedazos de guiones que usaba como marcapáginas.
Hay múltiples fotos de la actriz leyendo en su apartamento y en bibliotecas durante los descansos entre rodajes, que muestran su interés por la lectura. A continuación os revelamos algunos de los libros que leía Marilyn Monroe.
El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, era uno de sus libros favoritos y el primer regalo que le hizo a Joe Dimaggio, su segundo marido. También tenía gusto por Aristóteles, Platón o Lucrecio.
El clásico En el camino de Jack Kerouac, compartía estantería junto a grandes maestros rusos como Dostoievski, Tolstói, Chéjov y Pushkin.
Marilyn también adquirió obras de autores franceses como Zola, Albert Camus, Alejandro Dumas, Colette y Proust y devoró relatos de Edgar Allan Poe, John Steinbeck, William Blake, Rainer María Rilke, y D.H Lawrence.
Entre las obras de teatro que leyó la actriz, hubo autores clásicos como Moliere, O’Neill, Tennessee Williams y Bernard Shaw. Curiosamente no hay ninguna obra de su marido Arthur Miller, a excepción de El precio.
Lewis Carroll también fue del interés de Monroe: Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo formaban parte de su biblioteca.
Marilyn también le dio oportunidad a sus contemporáneos en el mundo de la literatura. Se vieron entre sus estantes títulos de Hemingway, Dorothy Parker, Carson McCullers y Sherwood Anderson.
Entre los libros más interesantes que tenía destacan Moisés y la religión monoteísta, de Sigmund Freud, y un ejemplar de Ulises, de James Joyce.
También llaman la atención en la biblioteca de Marilyn Monroe la recurrencia de algunos autores en particular. Por ejemplo, de Thomas Wolfe o de Marcel Proust tenía casi todas sus obras.
La estrella también fue seducida por el arte español. Fan confesa de Picasso, Velázquez o Goya en lo concerniente a pintura, en sus estanterías también reposaban una antología de poemas de Rafael Alberti y Poeta en Nueva York de nuestro querido Federico García Lorca.