En 1991, el universo se alineó para que se sentaran en una mesa, frente a frente, un loco inolvidable con la enorme capacidad de escuchar y un genio sensible con la inmensa capacidad de reflexionar de manera certera.
El reputado periodista y presentador Jesús Quintero (1940-2022), también conocido como El loco de la colina, invitó a su programa Trece Noches al escritor, poeta y dramaturgo Antonio Gala (1930-2023).
Durante casi una hora, Quintero dejó que Antonio Gala divagara sobre el arte y la vida con la capacidad y la delicadeza que el escritor tenía para ahondar en las cuestiones vitales que de verdad importan.
En un momento de la entrevista, el conductor del programa le preguntaba al artista dónde encontraba él la felicidad, a lo que Gala contesto lo siguiente:
Jesús Quintero: ¿Y usted dónde encuentra la felicidad?
Antonio Gala: Yo hace tiempo que no la busco. Me pasa como con el amor. Si el amor tiene que volver otra vez a mi vida, tocará a mi puerta. No se puede andar por las esquinas buscando el amor, eso no conduce a nada. No conduce más que al insomnio y a la resaca.
Y la felicidad igual, la felicidad vendrá si tiene que venir y si no que la zurzan porque tampoco es imprescindible. Para mí, ya es imprescindible otra cosa que es la serenidad.
Y poco a poco, yo que creí que la serenidad era una cosa de serenos de esos que antes había por las calles pregonando las horas y abriendo las puertas. Ahora comprendo que la serenidad es sentirse como la pequeña tesela de un gran mosaico, prescindible, mínima, confusa, pero en su sitio, formando parte de una cosa muy grande que no sabemos exactamente qué es.
Aquí te dejamos con la entrevista completa.
La importante conclusión que Gala hace, nos invita a pensar que no debemos perder el foco en busca de lo que nos han vendido como felicidad, sino que es mucho más importante buscar la tranquilidad y el temple que nos dan los años y entender que el verdadero significado de la vida está en que formamos parte de un todo.
Es inútil pensar que la felicidad es algo que merecemos o que debemos vivir desde la individualidad. Qué pena que se vayan los grandes, pero qué honor es poder seguir empapándonos de esa sabiduría que compartieron, que no se guardaron para ellos.