Pensamiento
El ensayista rumano-francés Emil M. Cioran se declaraba enemigo de Dios, el Hombre y la Vida. Su nihilismo no conocía límites, salvo el que impone la muerte.
La perspectiva de no ser, de morir en cuerpo y alma, de abandonar definitivamente el campo de batalla de la conciencia, le producía un inmenso regocijo, pues consideraba que vivir es una maldición. No hay especie más desdichada que la humana. Nuestra maldita lucidez, una anomalía evolutiva, no deja de recordarnos nuestra fragilidad. El miedo a la muerte ha inspirado la ridícula necesidad de buscar un sentido al cosmos, engendrado religiones y filosofías que hablan de éxtasis y absolutos.