Todos estamos de acuerdo en que las estrellas de cine clásico tenían una belleza y un halo de elegancia y clase irrepetible; quizás es porque sentimos que el cine de antes respiraba más autenticidad en cada fotograma, porque las estrellas eran estrellas de verdad.
En el mundo del motor no solo hay una constante evolución a la hora de diseñar nuevos modelos de motos y coches; existe una auténtica pasión por renovar y reinventar modelos ya existentes mezclando tradición con innovación, convirtiendo lo retro en futurista.
Está de moda lo que tiene esencia a añejo, el revival, el gusto por lo retro y lo vintage, comprar en tiendas de segunda mano prendas de décadas pasadas, la nouvelle vague y todo lo que evoca a la magia de que cualquier tiempo pasado fue más cool.
Los pertenecientes a esas mágicas generaciones de los 60, los 70 y los 80, tienen que tener en sus memorias ese momento en el que los juguetes tradicionales de madera empezaron a convivir con la invasión de plástico que supuso Barbie, los Geyperman y las escuelas que crearon.
Los años setenta fueron tiempos de despertares en muchos lugares y en muchos sentidos.
En plena burbuja festivalera, cuando disfrutamos del verano en base a qué grupos, cantantes o dj´s preferimos ver, nos viene a la menoria Woodstock, ese hito de la historia reciente que fue mucho más que un evento musical, fue una declaración de intenciones.
Entre todos esos pequeños placeres que nos producen felicidad y a los que acudimos de vez en cuando buscando que los recuerdos nos dibujen una sonrisa en la cara y en el alma, está el placer de echar un vistazo a nuestras viejas fotografías.
Los gatos con sus comportamientos, sus simpáticas caras y sus inesperadas reacciones, de un tiempo a esta parte, se han convertido en una fuente inagotable de montajes, vídeos, memes y todo lo relacionado al humor viral.
Imaginad la precisión que requiere crear mundos en miniatura en los que todos los objetos, los decorados o los personajes, se realizan a ínfima escala; imaginad la precisión que requiere la maquinaria de un reloj de bolsillo; imaginad un mix de ambas cosas.
Nos parecen verdaderamente alucinantes las ilustraciones de anatomía que se realizaban a tinta en los antiguos manuales de medicina; si además esas ilustraciones del cuerpo humano conviven con flores, mariposas y hojas en una auténtica explosión de color y vida que refleja la naturaleza en su máxima plenitud, el resultado es abrumador.