La cara es el espejo del alma, y nuestras almas están llenas de emociones positivas y negativas que se retuercen, se fusionan y conviven materializando en nuestros rostros, nuestras dualidades y nuestros yoes internos.
Johnson Tsang crea esculturas en las que convierte en arte lo intangible, y lo hace de una forma en la que mezcla lo emotivo, lo perturbador y lo desgarrador de los rostros humanos, en piezas de arcilla o porcelana únicas.
La última serie del artista radicado en Hong Kong, Lucid Dream II, presenta contorsiones surrealistas que aplastan, retuercen, funden y estiran las caras.
Títulos como Remembrance o Extrication sugieren una exploración de los límites entre el consciente y el subconsciente, así como de la división entre el yo y el otro.
Tsang usa arcilla sin esmaltar, evitando detalles vitales típicos como el color, el cabello y la ropa, para focalizar la atención del espectador en las expresiones universalmente reconocibles de cada uno de sus modelos imaginados.
Johnson Tsang: Instagram