Ahora que el cambio climático ha hecho que los veranos eternos pasen de ser un ideal poético a una realidad, los amores estivales alargan su ganas de mezclarse con la arena, el agua, el sol y la sal hasta el infinito.
El verano es la época más liberadora y reveladora del año, ese momento vital en el que conectamos con nuestros "yoes" más esenciales y vitalistas, los que tienen ganas de vivir sus sentimientos y sensaciones con más intensidad.
Es por eso que nos encontramos más plenos y abiertos a disfrutar, a sonreír, a pensar, a reflexionar y, por supuesto, a enamorarnos. ¿Quién no ha dado rienda suelta a su pasión con el mar como banda sonora y un atardecer anaranjado como techo para alzar el vuelo?
Beach Lovers celebra momentos íntimos compartidos por parejas en las playas de Nueva York. La fotógrafa Erica Reade pasó siete años capturando a los bañistas, documentando gestos de amor entre parejas. Algunos son tiernos, como cuando ponemos protector solar en la espalda de la otra persona, mientras que otros pueden ser más sensuales, como un beso profundo en el agua.
Estar en la playa anima a las parejas a disfrutar de una libertad más afectiva, sus inhibiciones quedan menos escondidas que en cualquier otro lugar de la ciudad gracias a todos los elementos que conforman los paraísos terrenales más populares del estío.
Hay algo fascinante en escapar de las sofocantes ciudades para tumbarse en una orilla a ver las nubes pasar. Beach Lovers nos habla de la exhibición pública de intimidad entre parejas de diversos orígenes, orientaciones e identidades, así como de la reivindicación del espacio público para una ternura que no debería ser privada.