Nadie duda de que Lennon, McCartney, Starr y Harrison son los cuatro apellidos más famosos e icónicos de la historia de la música. The Beatles fueron los encargados de sentar las bases de lo que hoy se conoce como música pop y, en consecuencia, fueron los responsables (con permiso de Elvis) de generar el febril fenómeno fan.
The Beatles, entre todos los hitos que marcaron en su meteórica carrera, también se apuntaron el tanto de ser la primera boy band con una fiel legión de seguidoras que enloquecían con sus canciones y suspiraban por su atención en esos actos de entrega y descontrol que capturó, en su momento, el fotógrafo de la revista LIFE Stan Wayman.
Más allá del impacto que su música tuvo en otros genios, desde Bob Dylan y los Beach Boys, hasta Jimi Hendrix y The Rolling Stones, los de Liverpool también provocaron el fenómeno que definió una era y que fue conocido como la Beatlemanía.
Muchos de los directos que la banda dio alrededor del mundo fueron un ejercicio inútil debido al sonido ensordecedor que nacía en las gradas y los fosos de las salas de los estadios que los músicos llenaban en sus conciertos.
Esta fue una de las razones por las que The Beatles dejaron de hacer giras tan pronto y se retiraron al estudio durante los últimos cuatro años de su corta vida.
El 11 de febrero de 1964, apenas dos días después de su histórica aparición en el Ed Sullivan Show de Nueva York, The Beatles ofrecieron su primer concierto en Estados Unidos en el Washington Coliseum. Stan Wayman estuvo allí para capturar el evento y tomó una serie de retratos que más que fotografías podrían ser un estudio sociológico.
Cuando Wayman se dispuso a fotografíar a las estrellas, se dio cuenta que lo verdaderamente impactante estaba ocurriendo entre le público. Así, sus retratos están hechos en el momento en el que las admiradoras están extasiadas, llorando y desquiciadas por la emoción.
Las capturas están centradas en los rostros de las primeras estadounidenses que vieron a The Beatles en concierto, y las imágenes de Wayman transmiten cómo se veía y se sentía la Beatlemanía cuando aterrizó en Norteamérica.
Queda claro que lo que el poder de la música es algo que agita el alma y el cuerpo como una fuerza y una energía fuera de control, sobre todo si son las notas que brotan de un puñado de canciones legendarias como las que hicieron eternas el fab four.