El fotógrafo inglés Miles Aldridge creció rodeado de los grandes: los Rolling Stones, Elton John o los miembros de The Who se paseaban por su casa cuando su padre, el ilustrador Alan Aldridge, les diseñaba portadas para sus discos.
Por esa influencia Miles estudió ilustración en una de las mejores universidades de Londres, pero fue ahí donde descubrió que realmente no le interesaba tanto ese mundo como el de la moda. Quizá que sus tres hermanas fueran modelos le hizo avanzar hacia esa dirección de forma natural.
Es londinense y tiene como elementos constantes en su obra: la mujer y el color, con un resultado bastante chocante, en parte por la saturación de color.
En su trabajo descoloca a la mujer perfecta, a la que saca siempre guapa como una Barbie pero, también, inanimada como una muñeca o llena de frustración. Los montajes son siempre impactantes y muy atractivos de ver.
Aldridge ha publicado varias veces en Vogue y, además, en The New York Times y The New Yorker. Tiene fotos en la National Portrait Gallery y en el Victoria & Albert Museum, ambos en Londres.
Sus influencias, según el Huffington Post, son la estética del cine de David Lynch y de Federico Fellini, la elegancia de las fotografías de moda de Richard Avedon y las ilustraciones psicodélicas de su padre, Alan Aldridge.
En sus series y trabajos explora conceptos, trabaja con el color, con las luces, con resultados psicodélicos de toques surrealistas. Según el propio Miles, su imaginario se enriqueció gracias a lo que su padre le enseñó. Por ello, sus fotografías son más plásticas y de composición más estudiada que otras que salgan de una editorial de moda habitual.